Antonio Herraiz: "Los menores han llegado sabiendo que se van a quedar porque la ley les ampara"

Antonio Herráiz

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La situación en Ceuta sigue siendo a esta hora muy tensa a pesar de que Marruecos ha decidido, a primera hora, levantar el chantaje que había sometido a España. Lo ha hecho reestableciendo los controles en los accesos fronterizos que abrió de par en par la noche del domingo. Desde ese momento, cerca de 10.000 inmigrantes han entrado de forma irregular en España.

Es difícil ofrecer una cifra real de personas que han conseguido colarse. Desde el Gobierno, su objetivo ahora es informar de los que han conseguido devolver que se suman a algunos que han decidido regresar por voluntad propia. Según el Gobierno, esa cifra se acerca ya a las 5.600 personas que han llevado el camino de vuelta. Los que no pueden ser repatriados son los menores y España se enfrenta a un nuevo problema para atender a los 1.500 menores de edad, cifra oficial, que han llegado sabiendo que se van a quedar porque la legislación les ampara. La mayoría deambulan a esta hora por las calles de Ceuta donde se sigue respirando la tensión.

El dispositivo de policial ha recibido el refuerzo de 200 agentes. Son policías y guardias civiles como Juan Francisco, que pertenece al Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Benemérita. Esta mañana, minutos antes de volver al agua y de evitar situaciones dramáticas ha hablado en Herrera en COPE: “El bebé estaba helado, frío, no gesticulaba mucho, estaba dentro del agua prácticamente entero, solo se le veía más que la cabeza. Algunas veces no sabíamos si eran mochilas, si eran niños. Era un poco traumático”.

La imagen de Juan Francisco ha dado la vuelta al mundo. Es el guardia Civil que rescató del mar un bebé con claros síntomas de hipotermia.

Hay imágenes que no se olvidan y que retratan el problema que ha generado Marruecos en una respuesta poniendo en juego la soberanía de un país vecino como España y también jugando con la vida de personas: “Y había muchos padres y madres con los hijos amarrados como podían. Se los echaban a las espaldas con tela y ropa y se tiraban al agua como fuese. Cada vez que veíamos a una persona que llevase un niño encima inmediatamente nos íbamos para ellos. Es más este bebé entramos en zonas dentro de agua, zonas que no teníamos que meternos y vimos a la madre con el niño y fuimos inmediatamente a por ellos”.

No todos los rescates han terminado bien. Cierto es que para superar el espigón que separa el lado marroquí del español, la distancia es muy pequeña. Y los adultos y los menores de 13, 15, 17 años lo superan sin aparentes problemas. Los que no saben nadar lo hacen agarrados a las rocas del espigón. Pero, ya digo, no todos los rescates terminan bien. Así se lo explicaba el agente Juan Francisco a Carlos Herrera: "Por desgracias perdimos a una persona, hubo una persona que no pudimos, que no nos dio tiempo a verla, había tanta gente pasando a la vez que era imposible, era imposible desde el barco, nos iban señalando donde había alguien, estábamos metidos en el meollo para para llegar lo antes posible porque una persona se está ahogando dura nada, no da tiempo a casi ni que se den cuenta de lo que está ocurriendo".

Esto es lo que se ha vivido en el mar. Ahora la noticia se sitúa en las calles de Ceuta donde deambulan miles de personas. Los menores no pueden ser devueltos, duermen donde pueden y las ONGs les están ofreciendo comida y agua.