Lethal Crysis, youtuber, sobre la prisión de máxima seguridad de El Salvador: "Las luces no se apagan, no hay sábanas ni colchones, se raciona el agua y la comida"
Lethal Crysis, youtuber aventurero, ha conseguido entrar en el CECOT, el Centro de Confinamiento del Terrorismo, la nueva cárcel de Bukele en El Salvador.
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Desde la llegada de Bukele al gobierno de El Salvador, el nuevo presidente ha puesto el foco en el refuerzo de la seguridad de su país. Es por ello que ha puesto en marcha el CECOT, una cárcel de alta seguridad, con unas medidas extremas y a la que pocas personas tienen acceso. Nuestro aventurero de confianza, Lethal Crysis, ha podido acceder y nos lo ha explicado en La Tarde
Lethal Crysis
Cómo acceder a la prisión si no eres un preso
La primera pregunta que le ha formulado Pilar García Muñiz a Lethal Crysis es "como ha conseguido meterse dentro de una de las cárceles más impresionantes del mundo". "Siendo muy pesado", responde Lethal.
Tras varios intentos fallidos por contactos oficiales que de repente dejaban de contestar, decidió presentarse en El Salvador sin permiso alguno. Finalmente, el mismo día que entrevistó al ministro de Justicia y Seguridad, Gustavo Villatoro, le concedieron la autorización para visitar la prisión. “Dije: nos vamos ya, no sea que mañana me la quiten”
Presos en el CECOT
ASÍ ES EL CECOT POR DENTRO
El complejo, "levantado en medio de la nada", sobre 95 hectáreas, está custodiado por 1.000 guardias, 200 policías antidisturbios y 600 militares. Para entrar hay que superar varias fases de registro más estrictas que cualquier aeropuerto. Una vez dentro, la sensación es abrumadora: celdas con literas de cuatro alturas, 80 reclusos por módulo, sin colchones, sin sábanas ni oscuridad. "Las luces permanecen encendidas 24 horas", asegura Lethal.
Los presos, todos con la cabeza rapada y tatuajes de calaveras, números 13 y 18, se apelotonan contra las rejas para observar a los visitantes. "Está terminantemente prohibido hacer gestos de pandilla, aunque algunos lo hacen a escondidas ante la cámara". Al parecer, solo por hacer esos gestos en la calle, pueden meterte en la cárcel.
Presos agrupados en el CECOT
ASÍ SON LAS PANDILLAS QUE ATERRORIZAN A TODO UN PAÍS
Durante décadas, El Salvador no pertenecía a sus ciudadanos, pertenecía a dos grandes pandillas: la Mara Salvatrucha y el Barrio 18. Controlaban barrios enteros, fronteras, rutas de droga y extorsión. Mataban, torturaban y grababan sus crímenes con una crueldad que iba más allá del simple homicidio: desmembramientos, violaciones colectivas, juegos macabros con las víctimas.
Desde las cárceles antiguas dirigían todo mediante “huilas”, mensajes encriptados, que incluso los abogados sacaban al exterior. El país vivía bajo su ley; los gobiernos anteriores negociaban con ellos o simplemente miraban para otro lado.
Las literas del CECOT
CONVIVENCIA FORZADA Y TENSA
En el CECOT, miembros de pandillas rivales conviven en los mismos módulos. ¿Por qué no se matan? Porque recibieron orden directa de sus líderes históricos: “ahora no toca”, dice Lethal. Es una tregua impuesta por la supervivencia.
Aun así, la tensión es palpable. No hay patio, no hay visitas, no hay contacto con el exterior. El Estado los considera “terroristas”, no ciudadanos, y su única misión es mantenerlos aislados para siempre
EL PRECIO DE LA SEGURIDAD
La inmensa mayoría de salvadoreños apoya a Bukele sin fisuras en materia de seguridad. Por primera vez pueden salir de noche, montar negocios sin pagar “renta” o dejar que sus hijos jueguen en la calle. Sin embargo, el método ha tenido costes: miles de inocentes o colaboradores forzados han acabado detenidos por denuncias vecinales sin pruebas, venganzas personales o simples sospechas.
Las condiciones en el CECOT son deliberadamente duras: hacinamiento, racionamiento de agua y comida, cero derechos. Aún con sus sombras, la hazaña es histórica: Bukele logró lo que todos creían imposible: arrancarle el país a las pandillas y devolvérselo a su gente. El CECOT no es solo una cárcel; es el símbolo físico de esa reconquista.