35 años de la Operación Nécora: del golpe al narco gallego a la amenaza global del narcotráfico

La primera gran ofensiva policial contra las redes de droga que operaban con impunidad, especialmente en Galicia

Lorena Costa

Publicado el - Actualizado

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El 12 de junio de 1990 marcó un antes y un después en la lucha contra el narcotráfico en España. Fue el día en que se puso en marcha la Operación Nécora, la primera gran ofensiva policial contra las redes de droga que operaban con impunidad, especialmente en Galicia. Aquel operativo histórico culminó con más de 30 detenidos, muchos de ellos ligados a clanes como los Charlines, los Uviña o los Tomiñanco.

Uno de los rostros más conocidos de aquel proceso fue Laureano Oubiña, quien logró esquivar inicialmente la cárcel pero terminó siendo condenado a 20 años de prisión. La sociedad gallega, especialmente las madres de jóvenes fallecidos por sobredosis, alzó la voz en protesta. Muchas de ellas se manifestaron con furia frente al Pazo de Bayón, la mansión de los Uviña, golpeando sus puertas como símbolo del hartazgo. Poco después, la justicia embargó el inmueble.

Pablo Muñoz, recordó en el programa La Tarde que la Operación Nécorafue "un golpe encima de la mesa" y un punto de inflexión porque “por primera vez la opinión pública coge conciencia de qué es exactamente el tráfico de drogas”. El mito del narco benefactor se vino abajo, y los capos comenzaron a ser vistos como lo que realmente eran: delincuentes.

Una amenaza más grave que nunca

Sin embargo, 35 años después, el panorama no invita al optimismo.  “La situación que hay en este momento es todavía mucho más grave. Muchísimo más grave”, advirtió Pablo Muñoz en antena. Según el informe anual de la Agencia de la Unión Europea sobre drogas, el narcotráfico ha crecido a niveles impensables. "El crimen organizado, y en particular el tráfico de drogas, se está convirtiendo en la gran amenaza para la seguridad nacional", afirmó.

La cocaína es el principal problema en España. “Sin ninguna duda”, aseguró Muñoz. El 2,5% de los españoles entre 15 y 64 años reconoce haberla consumido en el último año, lo que equivale a más de 850.000 personas. “Y esos son los que lo reconocen”, subrayó. A nivel europeo, son 4,6 millones los consumidores.

Las cifras de incautaciones también reflejan esta escalada. En 2022 se interceptaron 323 toneladas de cocaína, una cantidad que aumentó un 30% en solo dos años. Bélgica lidera el ranking, pero España le sigue de cerca, duplicando incluso al tercer país en la lista, Países Bajos.

Narcos adolescentes y amenazas al Estado  

La lucha contra la droga no solo es un problema sanitario, sino también de seguridad. Muñoz relató cómo en España se desmanteló una banda en la Costa del Sol, cuyo líder era un menor de 14 años, encargado de reclutar sicarios para ajustes de cuentas. “Estamos hablando ya en unos términos más cercanos al narcoterrorismo”, dijo.

No se trata de casos aislados. En Francia, se han producido ataques armados contra cárceles. En Países Bajos, la situación llegó a tal punto que la princesa heredera tuvo que estudiar en España por las amenazas de la "macromafia", ante la incapacidad del Estado neerlandés de garantizar su seguridad.

Un futuro incierto  

¿Hay alguna buena noticia? Apenas. Muñoz apuntó una “buena, pero relativa”: los nuevos opioides sintéticos, sustitutivos de la heroína, tienen aún una presencia reducida en el mercado negro. Pero su crecimiento es constante, sobre todo en los países bálticos, y su poder adictivo y letal los convierte en una bomba de relojería. “Tienen efectos muy similares a la heroína y entrañan riesgos de intoxicación y de muerte”, explicó.

Este fenómeno está relacionado con el descenso de la producción de heroína tradicional, ya que los talibanes han prohibido las plantaciones de adormidera en Afganistán. Ese vacío lo están llenando estas nuevas sustancias, mucho más potentes y difíciles de controlar.

del Pazo de Bayón a los palacios europeos

La Operación Nécora fue el primer gran golpe al narco en España, pero hoy, 35 años después, la amenaza es más sofisticada, violenta y global que nunca. Lo que empezó en Galicia ahora se extiende por toda Europa, involucrando a adolescentes, desbordando a las fuerzas de seguridad y desafiando incluso la estabilidad institucional de varios países. “Estamos inundados de cocaína”, sentenció Pablo Muñoz. Y esa inundación, lejos de remitir, sigue creciendo.