"Sánchez va con todo en 2026, veremos si algún acontecimiento inesperado no se cruza en el camino. Y es que Sánchez, tras pandemias, volcanes, apagones y colaboradores corruptos, se ha ganado la fama de gafe"
La comunicadora de 'La Tarde' analiza lo que comienza en un mes: un año complicado a nivel político, con diferentes elecciones autonómicas y con un Gobierno sin presupuestos
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2026 va a ser un año electoral haya o no haya elecciones generales. Un ciclo que en realidad se ha iniciado ya con la campaña extremeña y las elecciones convocadas para el próximo 21 de diciembre. Continuará en marzo con las elecciones en Castilla y León y en junio, mes en el que votar Andalucía. Queda la duda de si Aragón va a adelantar también elecciones. Su presidente, el popular, Jorge Azcón, no ha logrado tener presupuestos este año que termina y si no hay acuerdo con Vox para las cuentas de 2026, puede que anticipe las urnas.
Aunque Pedro Sánchez opte por resistir y no convocar elecciones para finales del año que viene, 2026 va a ser, como te digo, un año electoral. Los partidos ya se han instalado en modo campaña. El Congreso está absolutamente bloqueado y el gobierno no tiene presupuestos. Pero aun con todo, Pedro Sánchez, que tantas veces ha hecho de la necesidad virtud, está dispuesto a aguantar y va a ir con todo.
Publica El Confidencial Digital que ya ha dado órdenes a sus ministros para que cumplan la lista de peticiones que le ha hecho Juns antes de final de año. El ministro Óscar López fue el primero en llevar este martes al Consejo de Ministros la cesión a Cataluña de la oferta pública de empleo y ayer mismo no le importó al PSOE ponerse de acuerdo con el Partido Popular para relanzar en el Congreso la ley que intentará frenar la multireincidencia en los delitos. Otra de las peticiones del Partido de Puchemón. Cuenta hoy el diario expansión que Sánchez movilizará medio billón de euros a inicios del año que viene para tratar de salvar la legislatura. Por supuesto, el plan no incluye ninguna de las reformas que el país necesita. Se trata de gastar, aprovechar que Hacienda prevé una recaudación, récord de impuestos y regas de dinero a las autonomías.
El presidente persigue tres objetivos: contentar a Junts y poder recomponer la mayoría parlamentaria, ganarse el favor de las autonomías y amarrar lo que queda de legislatura. Si el plan no sale bien, siempre podrá utilizar el reparto de dinero como argumento para una campaña electoral. Lo primero será la condonación de la deuda de las comunidades autónomas, pensada para Cataluña, pero extensible al resto de regiones. Se trata de que el Estado asuma 83,000 millones de euros de la deuda pública de las comunidades autónomas que lo pidan. Las del Partido Popular ya han dicho que no está entre sus planes pedir el perdón de su deuda. Los presupuestos para 2026 no se van a presentar antes de abril y quieren ser la campaña de lanzamiento de su candidata en Andalucía, la vicepresidenta María Jesús Montero.
Montero quiere presentarse en el Parlamento con unas cuentas que elevan el gasto público a 216,000 millones de euros, el mayor de la historia, un gasto nunca visto apoyado en una previsión récord de ingresos de Hacienda y la última remesa de las ayudas europeas que se activaron tras el parón de la pandemia. Pedro Sánchez confía en que Puch Demon pueda regresar en primavera y sacar adelante las cuentas con el apoyo de Junts. Como en el cuento de la lechera, Sánchez sueña con un futuro inmediato en el que le encajen todas estas piezas. Y en paralelo a todos estos planes empezará a negociar el nuevo modelo de financiación autonómica para contentar así a las autonomías que temen con razón un trato privilegiado a Cataluña. El gobierno ya desliza que podría incrementar el porcentaje de recaudación que reciben las autonomías de los principales impuestos. Esos porcentajes son ahora del 50% en el IRPF y el IVA y del 58% en los impuestos especiales.
Sánchez va con todo en 2026 y estos son sus planes de futuro. Veremos si algún acontecimiento inesperado no se cruza en el camino. Y es que Sánchez, tras pandemias, volcanes, apagones y colaboradores corruptos, se ha ganado la fama de gafe, como recordaba en una de sus últimas columnas en el debate el gran Alfonso Ussía, que nos ha dejado precisamente hoy. Y es que siempre hubo momentos difíciles en la historia, pero lo peculiar del presente es esa sensación de concatenación infinita de contratiempos escribía Ussía y concluía, como si un designio superior nos hubiera señalado para ser los protagonistas involuntarios de una tragicomedia.