"Los restos mortales de Khashoggi nunca han aparecido, mientras Salmán y Trump firman acuerdos comerciales por valor de un billón con B de dólares"
Pilar García Muñiz analiza el asesinato del periodista Jamal Khashoggi y las repercusiones políticas internacionales de este suceso, poniendo especial énfasis en la respuesta de los líderes mundiales frente a la justicia y los derechos humanos
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Escena 1
El periodista árabe Jamal Khashoggi , de 59 años, trabaja desde Turquía para el Washington Post en la mañana del 2 de octubre de 2018. Jamal acude al consulado de Arabia Saudí en Estambul para arreglar los papeles para casarse por tercera vez. Su prometida es Jatice Zenjik, una chica turca de 36 años, a quien conoció tras dar una conferencia en la capital del país.
Jamal está nervioso, no las tiene todas consigo, ya que lleva un año en Turquía, habiendo dejado su país de origen, Arabia Saudí, porque no se sentía seguro. Sus crónicas para el Washington Post eran críticas, especialmente con el poderoso príncipe heredero de la dinastía reinante, Mohamed bin Salmán, o con decisiones del gobierno como la intervención saudí en Yemen.
Jamal entró a media mañana en el consulado y no volvió a salir por su propio pie. Lo hizo troceado en varias bolsas que portaban agentes de la policía secreta Saudí enviados a Estambul para acabar con la vida del periodista.
Una grabación de un asesor del príncipe Salmán no deja lugar a dudas. Él les dijo a los agentes antes de embarcar en Riad: "Traedme La cabeza del perro".
Durante unos meses hubo un cierto revuelo internacional. Turquía dijo tener grabaciones que nunca exhibió. Alemania planteó prohibir la venta de armas a Arabia Saudí. Después, todo siguió como si tal cosa.
En noviembre de ese año, la cadena televisival Yasira filtró la transcripción de lo que supuestamente habrían sido las últimas palabras del periodista. Jamal Khashoggi dijo: "Me estoy asfixiando. Quítame esta bolsa de encima. Soy claustrofóbico". La agonía duró 7 minutos.
Escena 2
A primera hora de la tarde de ayer en Washington, los periodistas se amontonan en el despacho oval del presidente de Estados Unidos. Allí se representa una vez más la escena de la chimenea. El presidente recibe a su invitado y los dos sentados responden algunas preguntas. Es un día importante. Trump tiene a su lado al príncipe heredero Salmán, que por la enfermedad de su padre ejerce de facto como rey de Arabia Saudí.
Un periodista pregunta por el caso del periodista Khashoggi . Trump se molesta y responde: "ha hecho un trabajo fenomenal. Estás mencionando a alguien que fue extremadamente polémico. A mucha gente no le caía bien ese señor del que hablas. Te guste o no, las cosas pasan, pero él no sabe nada al respecto, así que podemos dejarlo así. No tienes por qué avergonzar a nuestro invitado con una pregunta".
Es de mala educación preguntar por un periodista torturado y asesinado. Y lo acabas de escuchar. Trump dice: "Estas cosas pasan". Esto es la razón de estado elevada a la enésima potencia.
Epílogo
Los restos mortales de Khashoggi nunca han aparecido. Salmán y Trump han firmado acuerdos comerciales por valor de un billón con B de dólares.