"Los psicólogos nos advierten de que la visión del cadáver de los restos de un desaparecido implica tomar conciencia de la realidad de su pérdida. El no poder recuperar el cuerpo puede potenciar la negación"

La comunicadora de 'La Tarde' habla sobre la última víctima de la dana de Valencia encontrada esta semana, ascendiendo el número hasta 230 víctimas mortales

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Se llamaba Francisco Javier Vicent. Tenía 56 años. Aquel infausto 29 de octubre, se encontraba junto a su hija Susana, de 30 años y con síndrome de Down. Padre e hija estaban en la casa de campo que la familia tenía en Pedralba. La madre Susana Vidal sabía quedado en la casa familiar de Valencia y esa decisión le salvó la vida. Padre e hija desaparecieron en la riada del 29 de octubre. El cuerpo de ella apareció sin vida, pero pasaron los meses y el cadáver de Javier, de Javi, no aparecía hasta ayer.

A última hora del día, el cuerpo de Javier era encontrado momificado durante unos trabajos de desescombro junto al río Turia por trabajadores de Tragsa. La delegación del gobierno pide prudencia hasta que termine la autopsia. Javier sería la víctima 230 de la dana. La aparición de estos restos aviva las esperanzas de otras dos familias, la de Francisco Ruiz Martínez, Paco, de 64 años, y la de Elizabeth Gil Martínez, Eli, para su familia, de 38. Casi un año después, estas dos personas continúan desaparecidas.

Eli desapareció en Cheste cuando viajaba en coche con su madre, Elvira de 64. Iba en camino del hotel La Carreta, en la tres, el lugar en el que trabajaban. Su coche fue arrastrado por el agua y acabó convertido en chatarra en la margen derecha del cauce del barranco del Pollo. El cuerpo de la madre apareció días más tarde, bastantes kilómetros más abajo del lugar en el que las dos desaparecieron. De Eli nunca más se supo.

En unos días, un funeral de Estado recordará a las víctimas de aquel 29 de octubre. Antes, la familia de Javier podrá despedirle en la intimidad. Las de Paco y Eli todavía no han podido hacerlo. Los psicólogos nos advierten que la visión del cadáver de los restos de un desaparecido implica en muchos casos tomar conciencia de la realidad de su pérdida, el momento de poder empezar a hacer el duelo y advierten que no poder recuperar el cuerpo puede en algunos casos potenciar la negación como mecanismo de defensa y no aceptar la realidad de la pérdida.

Las familias de los tres desaparecidos han mantenido contacto durante todo este tiempo. Se han apoyado entre ellos para mitigar el dolor de la pérdida. En unos días honraremos a nuestros difuntos como cada 1 de noviembre. Ernesto, tío de Eli, ha declarado al periódico Levante que es una buena noticia la aparición del cuerpo de Javier y que abre la esperanza a que también encuentren pronto el de su sobrina. Ernesto ha hablado con Susana, con la mujer de Javier. Perdió a su marido y a su hija. Ernesto dice que Susana está rota, merece poder descansar y empezar por fin su duelo.