"Alicia pasó 6 años sin poder hablar hasta que un coro le dio la oportunidad de cantar. La música fue la llave, pero lo que marcó la diferencia fue sentir que a su lado tenía a alguien que creía en ella"
La comunicadora de 'La Tarde' analiza el caso de una niña que tenía un trastorno del lenguaje y que, con el tiempo y gracias a la música, fue recuperando la capacidad de habla
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Esta historia que te voy a contar a continuación parece un cuento, pero ha sucedido en un barrio de Madrid. Te sitúo. Un teatro pequeño. Las luces bajan, se hace un silencio raro, lleno de toses contenidas y móviles en modo avión. En el escenario, nueve niñas en fila y en una esquina, muy quieta, pero muy quieta. Alicia, suena 'la llorona'. Alicia tiene 6 años y hasta hoy nadie le ha escuchado una sola palabra.
Durante este tiempo, en casa de Alicia se hablaba en plural. "Tenemos miedo, estamos cansados. Hoy hemos tenido un buen día". Nadie escuchaba un yo, el yo de Alicia todavía no tenía sonido. Hablaban los padres, hablaban los terapeutas, la tele del salón. Alicia miraba, señalaba, hacía algún ruido tímido de esos que parecen una palabra que se arrepiente a mitad de camino. El diagnóstico era claro y frío, trastorno del lenguaje, y con eso todos aprendieron a convivir con su silencio.
Lo intentaron todo. Consultas, ejercicios, fichas, horas de terapia, mucho, mucho esfuerzo, pero ni una sola palabra. Hasta que alguien se le encendió una bombilla, simple y loca a la vez. Ponerla en medio de un coro rodeada de voces a ver qué pasaba. Artesí, un coro de la asociación Olvidados con niños de 5 a 15 que cargan algún que otro problema en su mochila. Un proyecto socioeducativo dirigido a 36 niños y adolescentes en riesgo de exclusión. Y al frente, Melisa, violinista y maestra, convencida de que la música es algo más que hacer palmas a compás.
Alicia llegó el pasado mes de enero, según leemos en el diario El País. Se colocaba en su sitio, imitaba las demás, abría la boca, pero sin emitir sonido alguno. Jugaba a cantar en mute, ni una sola palabra.
Y entonces llegó mayo, concierto, público, focos, padres con el móvil en alto. Melisa decide que cada niña tendrá un pequeño solo. Y le pregunta a Alicia, "¿Quieres hacer uno?" Alicia no contesta, pero asiente con la cabeza.
Melisa, que jamás la ha oído hablar, confía en la niña. Le da su frase, su momento. En el escenario, una compañera le pasa el micrófono. Silencio tenso. Ese segundo en el que todo el mundo piensa, "A ver qué pasa ahora". Y pasa. Alicia inspira y canta su frase.
Estas son las primeras palabras que Alicia ha pronunciado en sus 6 años de vida. Ni mamá, ni papá, ni hola. Lo primero que pronuncia es una ranchera mexicana. El coro se quedó helado. Los adultos también. Alicia no. Terminó su verso como si llevara toda la vida esperando precisamente ese momento. A partir de ahí, algo hizo click.
Alicia ha vuelto a los ensayos más alegre. Ahora habla en terapia, enlaza frases completas, se ríe, opina, ocupa espacio también con la voz y un mes después remata la jugada diciendo, "Me gusta mucho hablar, no voy a callar nunca, nunca y nunca".
Alicia pasó 6 años sin poder hablar hasta que un coro le dio la oportunidad de cantar. No fue magia, fue paciencia, fue confianza. Este coro le enseñó que no está sola, que formar parte de un grupo puede abrir puertas que parecen imposibles. La música fue la llave, pero lo que realmente marcó la diferencia fue sentir que a su lado tenía a alguien que creía en ella.