Fundación la caixa
"Antes del 2030 ya estamos sufriendo condiciones muy graves en la población"
Rodolfo Lacy es el autor del informe “¿Quién asume el coste? Cómo abordar las desigualdades derivadas del cambio climático y la acción climática”.
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Imagínate vivir en un lugar donde cada año hace más calor. Tanto, que trabajar se vuelve una tortura, respirar es difícil y el agua escasea. Y tú, sin escapatoria, sin dinero para marcharte, sin que nadie te proteja. Lo más injusto es que tú apenas has contribuido al cambio climático, pero lo estás pagando caro.
Esto es precisamente lo que sufren millones de personas en el mundo: mujeres, niños, trabajadores informales o pueblos indígenas, que apenas contaminan, pero viven atrapadas entre la pobreza y el calor extremo.
El último informe de la UNESCO y la Fundación "La Caixa" lanza una advertencia: si no se pone a las personas en el centro de la acción climática, la desigualdad se va a disparar. Y lo peor, es que empezamos a normalizar lo que no es normal.
Rodolfo Lacy es el autor del informe “¿Quién asume el coste? Cómo abordar las desigualdades derivadas del cambio climático y la acción climática”. "Nos plantea una nueva normalidad, que, combinada con las condiciones socioeconómicas en muchos países en vías de desarrollo que tienen contingentes humanos en extrema pobreza, van a tener severas complicaciones", explica Lacy.
Ya lo estamos viendo: 3.600 millones de personas viven en zonas vulnerables. Y en 2050, serán 2.500 millones más. Entre ellas, 239 millones en pobreza severa. Y dentro de ellas… las mujeres serán las más golpeadas: 1.400 millones podrían quedar atrapadas en regiones con calor extremo. Porque no todos sufrimos igual el cambio climático, ni tenemos los mismos recursos para protegernos. Y hay más, según este informe, muchas medidas para frenar el calentamiento, como los impuestos al carbono o la transición energética, afectan también a los más vulnerables.
"La mayor parte, entre el 70/80% de los presupuestos, de los proyectos, de la atención que se le pone a las cuestiones climáticas, está orientado a reducir gases de efecto invernadero. No a adaptarnos a nuevas condiciones que se están acelerando, y que esperábamos a finales de siglo", indica Lacy.
Los países con menos emisiones sufren el mayor impacto, asumen los costes de transición y tienen más difícil acceder a tecnologías limpias. Las consecuencias ya se notan, y han llegado antes de tiempo: "Antes del 2030 ya estamos sufriendo condiciones muy graves en la población: hay mortalidad, morbilidad y condiciones socioeconómicas extremas asociadas al cambio climático que estamos sufriendo actualmente", alerta Lacy.
Por eso, este informe propone algo que parece de sentido común: Aumentar la financiación climática global, priorizando al sur global. Proteger a los más vulnerables con ayudas sociales, formación y acceso a tecnologías limpias. Invertir los ingresos verdes en las comunidades desfavorecidas. Y, sobre todo, diseñar políticas que pongan a la persona en el centro. Porque el cambio climático no es solo una cuestión de medio ambiente. Es una cuestión de justicia. Es una cuestión de derechos humanos y de vidas.