La foto de Fernando de Haro: "Todo anda torcido después del terremoto"

La foto del día de Fernando de Haro.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Foto que llega desde una isla asiática que siempre está a la espera de que la invada China. Es la foto de un cruce de calles en una ciudad desierta. Ni coches ni paseantes ni gentes con patinete, solo un equipo de rescate, quizás sean bomberos que se preparan para intervenir. En el cruce de calles solo está en su sitio un local comercial repleto de letreros luminosos que en este momento no lucen. En medio del cruce un elegante edificio con una fachada de vidrio y de hierro colado se inclina hacia delante como si estuviera haciendo una reverencia profunda al paso de un emperador. El bloque de oficinas, porque es un bloque de oficinas, está a punto de caerse hacia delante, es una torre pisa pero superlativa. En los cristales reclinados no se refleja ni el tráfico ni las nubes que escapan con prisa. A esos cristales solo se asoma el asfalto gris y limpio de una ciudad fantasma. Junto al edificio de oficinas, otro con la fachada blanca y un reloj negro en la frente que marca las doce menos cinco. Este segundo bloque, chiquito y con las ventanas estrechas se inclina hacia un lado, como si quisiera hacerle un gesto de cariño al primero. Todo anda torcido después del terremoto. Y nos damos cuenta de que tiene algo de extraordinario que las viviendas estén derechas, que el lápiz busque el suelo cuando dejamos de sujetarlo, que después del invierno haya llegado la primavera, que los ríos busquen el mar con disciplina, que los niños crezcan, que tengamos ganas de comer, que los capullos se abran, que los árboles den sombra, que te hable y que me entiendas.