Foto de Fernando de Haro: "Sostiene en su mano la mano de un niño pequeño muy abrigado"

La fotografía del día de Fernando de Haro

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Foto de un parque con un paseo flanqueado de arboles desnudos, árboles con los troncos nudosos y las ramas implorando la llegada de una primavera lejana. Arboles sin yemas, sin brotes ni renuevos que esperan sobre la alfombra de una hierba bien cortada. Junto a la hierba, jacintos en flor, narcisos amarillos, estrellas de limón que despuntan cuando la nieve de los cerezos no ha asomado todavía. Entre los narcisos, camina una mujer con pantalón negro y chaqueta clara. Por los andares y por la hechura de la cintura y de las espaldas no es una mujer joven, tampoco anciana. Se agacha un poco y se inclina ligeramente hacia la derecha, sostiene en su mano la mano de un niño pequeño muy abrigado. Un niño con un gorro en la cabeza, con unos tres años, con una media lengua con la que llama a la mujer abuela. La criatura se entretiene escarbando con el pie en el suelo. Antes de que la abuela se haya dado cuenta los días habrán alargado, el sol se pondrá más tarde y saldrá antes y en las esquinas del aire se presentirá esa tibieza que anuncia el cambio de estación. Antes de que la abuela se diera cuenta aquel muchacho tímido que hablaba entre susurros era su marido, antes de que se diera cuenta llegaron los hijos, antes de que se diera cuenta los hijos empezaron a andar, y arrancaron a hablar y crecieron y las hijas encontraron muchachos que no eran tímidos pero también ellos salieron corriendo al paritorio, también ellos vieron estrenar la piel blanca de un recién nacido. La abuela se dio cuenta un día extraño que la juventud se le había quedado en el fondo de las entrañas, en alguna curva de las tripas. Y ahora pasea el presente entre narcisos amarillos.