La foto de Fernando de Haro: "El retrato de un prado vallado en un rincón del Reino Unido"

La foto de hoy es el retrato de un prado vallado en un rincón del Reino Unido. En primer plano un campa con las hierbas ya agostadas. Y luego otra campa todavía con algunos retales verdes que salpican el amarillo suave que ya es pasto. Cerca de la valla tres vacas están dedicadas al oficio de las vacas: pacen, engordan , siembran de boñigas la tierra que pisan y crían leche. Todo de forma mansa, sin aspiración alguna. Una señora de ciudad se les acerca y les da pajitas como si estuviera en un zoológico. El horizonte está salpicado de puntos rojos, negros, amarillos, azules. Son peregrinos que se han congregado en torno a grandes piedras de arenisca gris. Las piedras forman un círculo y están cubiertas por dinteles. Los peregrinos cierran los ojos, tocan las rocas talladas, se frotan con ellas. Parecen querer escuchar lo que dicen, pero solo les llega un estrepitoso silencio. La luz de miel que anuncia el fin del día acaricia las extrañas piedras. La esfera inclinada de la Tierra se acerca al sol y los peregrinos esperan que el solsticio de verano traiga mudanza. Abrazan las piedras esperando que un sol nuevo traiga un cambio, un tiempo diferente, que muera lo viejo, que nazca lo nuevo. Las vacas, mansas, siguen rumiando una hierba sin afanes, la hierba de siempre, la hierba de la costumbre.