La foto de Fernando de Haro: "El que pasa por la calle y alza la cabeza se entera de la vida de los otros"

La foto de hoy es de la fachada de un bloque de viviendas de una ciudad africana. Es un edificio modesto. Cada piso cuenta con una pequeña terraza semejante a todas las otras terrazas. Terrazas, casi balcones porque son muy estrechas, con cubos de pintura, bombonas de butano, carritos de niño y, sobre todo, con mucha ropa tendida. Ropa tendida de las barandillas, de cuerdas amarradas en cualquier sitio. En la primera planta se secan sábanas de varios colores. Y en esas sábanas están escritas historias de amores antiguos, de enfermedades que empujan hacia la desesperación, historias de insomnios de madres inquietas. La historia del mundo se puede documentar en la ropa de cama. Junto a las sábanas camisetas de hombre y pantalones vaqueros vuelto del reves que hablan del primor con el que alguno de los vecinos hacen la colada. En el segundo izquierda hay chiquillos y del tendal cuelgan camisetas blancas de tres zagales que nacieron en poco tiempo y el padre no consigue ahorrar para llevarlos a un buen colegio. En el cuarto central hay hasta tres filas de prendas al aire. Vinieron los del pueblo para ver si conseguían una mejor vida y todavía no pueden pagarse el alquiler de un piso para ellos solos. Todo el que pasa por la calle y alza la cabeza se entera de la vida de los otros. No hay nada que se pueda ocultar, no hay jardín cerrado, ni lugar secreto, ni huerto con la tapia suficientemente alta. Por mucho que uno se esconda simpre está en el gran teatro del mundo.