La foto de Fernando de Haro: “Los ojos de Bibi miran y remiran, se recrean, se complacen..."
La foto del día de Fernando de Haro
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Foto de Bibi. Bibi es una niña, casi una mujer. Bibi es una pastora. El día ha amanecido velado por una niebla que deja el mundo muy chiquito: solo se ve lo que queda a menos de diez pasos. Y Bibi tiene que estar muy atenta para que la nada que se esconde detrás de la bruma no le robe los animales. Bibi vigila un hato de cabras viejas, cabras de canela, de nieve sucia, cabras de color castaña, cabras de negro desesperado. Las cabras que cuida Bibi mastican polvo, rumian palos secos y arrastran ubres flacas. Bibi tiene frío y espera que salga el sol en cuclillas, con los brazos pegados al pecho. Bibi tiene las manos pequeñitas, viste una falda verde y un manto celeste y dorado con el que se tapa la cabeza. Bibi tiene las manos pequeñas de color chocolate y los ojos muy grandes, muy redondos. Bibi tiene unos ojos muy redondos que casi sonríen, que casi piden algo, que no se distraen, tiene unos ojos que se han quedado fijos, que casi no parpadean, que casi son candorosos sino fuera porque se les asoma ya la astucia. Bibi tiene unos ojos casi quietos si no fuera porque la curiosidad le ruge en las tripas, unos ojos casi inmóviles si no fuera porque todo su movimiento está en el mirar. Los ojos de Bibi miran y remiran, se recrean, se complacen, buscan en cada detalle el dibujo completo, vigilan porque esperan que lo nuevo salte como saltan las liebres. Los ojos de Bibi repasan lo que ya parecía mirado.