La Foto: "La estela de la memoria pronto se desvanece"

Escucha La Foto de Fernando de Haro de hoy

'La Tarde'

Tiempo de lectura: 2' Actualizado 19:01

La foto que me ha llamado la atención hoy está tomada en la laguna de un país lejano. Más que una foto parece un cuadro. La niebla ha convertido el agua y el cielo en un sábana de canela, en una transparencia de alazán. En la parte de abajo con tonos de cobre oscuro, en la de arriba con tonos claros, nostalgia de rosas. Sobre el gran estanque una barca estrecha, casi una canoa y sobre ella un paisano de pie remando. Marinero y embarcación se reflejan en el espejo acuático y parecen, juntos, una diminuta sombra chinesca que avanza dejando una estela de breve memoria. El tripulante mantiene un difícil equilibrio. Muchos piensan que el mejor modo de cruzar un mar interior es subir y bajar el remo con fuerza, ir de allí para acá buscando un buen puerto, la acción, la acción, siempre la acción. Pero este barquero tiene ya muchas travesías y sabe que menos es más, que solo el silencio y la precisión permiten marcar bien el rumbo. En cualquier momento la chalupa puede volcar, en cualquier momento la niebla puede provocar que pierda la orientación y que empiece a pintar círculos con su rastro, en cualquier momento puede interpretar mal los vientos, y los signos lejanos y cercanos que le pueden guiar. No, no señor, no es fácil, porque para su viaje no hay rosa de los vientos que valga, es imposible saber si sopla el poniente, el septentrión, el cierzo o el solano. Para este viaje, el viaje de la vida, las cartas de marear, las cartas náuticas sirven para poco. Solo algunos, con gran esfuerzo, y después de cometer muchos errores arriban a un buen muelle. Es lo que le va a pasar a él, piensa el barquero, a menos que algo o alguien apareciese, no para ahorrarle la fatiga del bregar, sino para mostrarle la ruta, para acompañarle, para hacerle gustar su tránsito. La estela de la memoria pronto se desvanece.