"La felicidad no está en los días de vacaciones, sino en la rutina"

Cristina ha presentado en La Tarde su libro "Felicidad...cargando", donde ha relatado cómo se repuso de su cáncer y de la muerte de su hija

COPE.es

Tiempo de lectura: 2' Actualizado 19:34

Cristina Inés llevaba una vida normal, junto a sus dos hijas pequeñas: Lucía y Martina, esta última recién nacida. A los cuatro meses del alumbramiento de Martina, todo cambió de repente. Fue cuando le cambiaba de pañal. Le detectó un pequeño bulto en la barriga. Era cáncer.

Poco después, con su hija en pleno tratamiento, a Cristina le diagnosticaron un tumor, en este caso en la mama. Varios meses después Martina no logró superar la enfermedad, pero su madre sí ha conseguido salir adelante. Cristina Inés ha pasado este martes por los micrófonos de La Tarde para presentar su libro “Felicidad…cargando”, donde ha explicado que la felicidad “no son 15 días de vacaciones en agosto, cuando tenemos 365 días al año. La felicidad está en un lunes, en un café con los amigos...La felicidad consiste en estar sano".

Cristina ha recordado cómo fueron aquellos meses de hospitales: “Cuando me detectaron el cáncer, no daba cabida. Era cáncer con metástasis en la clavícula y en los ganglios. El médico fue demasiado sincero, y me comentó que de los ocho casos que había tenido anteriormente como el mío, siete estaban muertos, y de la octava persona no sabía nada. Recuerdo que salí de aquella consulta impactada, pero no con la cabeza baja. No me rendí.”

Tras 29 sesiones de quimio, otras tantas de radioterapia y dos intervenciones quirúrgicas, Cristina logró la curación: “Fue una enfermedad agresiva, por lo que hay que andar con mil ojos, pero a día de hoy estoy limpia. Mi hija, en cambio, que tenía mejor pronóstico, falleció. Desde entonces he aprendido que en las enfermedades no existen los porcentajes. Hay que ir a por todas.”

Cristina ha relatado en La Tarde que ha aprendido a valorar el día a día más que nunca: “La felicidad no son las vacaciones o los fines de semana, sino llevar a los niños al colegio, ser dueño de mi tiempo... Cuando te diagnostican cáncer y te pasas media vida en el hospital, percibes que tu vida está estancada, y valoras mucho la tan criticada rutina. Y es que la rutina es el mejor termómetro que revela si va todo bien.” 

Cristina reconoce que no ha superado la muerte de Martina, pero ha aprendido a convivir con el dolor: “Mi cabeza un día hizo click. Me sentía egoísta al ver cómo lloraba en la cama, teniendo ante mí un mundo esperándome. Tenía que hacerlo por mi otra hija, Lucía, que merece vivir. Vivimos por Martina. Yo le siento presente. De hecho, hablo de ella en presente”, confiesa.