La foto del Día: "Cuidarse es decir muy bajito “yo” y repetir otra vez “yo" "

Escucha la Foto del Día de Fernando de Haro.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La foto que me ha llamado la atención es de la agencia France Press. Los protagonistas reciben diferentes tratamientos que no tienen nada que ver con la medicina, los reciben en lo que fue en un tiempo un quirófano. Junto a la ventana hay instalada una precaria y elemental peluquería. En el alfeizar interior descansa un secador, una brocha para afeitar y un par de tijeras. Un hombre de mediana edad, sentado en una silla, tiene esa mirada dócil de los tienen aquuellos a los que un barbero les corta el pelo. No hay barbero en la foto, pero sí una señora con un delantal que acaba de dejarle descargado el cogote. En el suelo yacen los mechones ya sin futuro. Junto a la peluquera, una mujer mayor extiende las manos sobre una mesa y una chica joven le hace la manicura. La clienta anterior ya luce, junto a una camilla, unas uñas impecablemente coloradas. No tienen casa, los hombres jóvenes quedaron lejos, solo las acarician y las abrazan en sueños. Las mujeres y los hombres de la foto son desplazados, removidos, trasladados por las bombas. Y hay quien, con generosidad, quiere que estén guapos, que no se descuiden. Descuidarse es una forma de rendirse, de darle al poder una victoria más. Cuidarse es cortarse el pelo y hacerse las uñas, es no abandonarse a la confusión, llamar al pan, pan y al vino, vino, cuidarse es no abandonarse al prejuicio, al desencanto, cuidarse es sorprenderse, al despertar, sorrprenderse de estar vivo, cuidarse es mirar a la cara a la peluquera, mirarla detidamente, tranquilamente , de forma agradecida para que le asome a la peluquera ese misterio que hay en toda persona y evitar así que todo el alma esté anegada por la queja.

La foto que me ha llamado la atención es de la agencia France Press. Los protagonistas reciben diferentes tratamientos que no tienen nada que ver con la medicina, los reciben en lo que fue en un tiempo un quirófano. Junto a la ventana hay instalada una precaria y elemental peluquería. En el alfeizar interior descansa un secador, una brocha para afeitar y un par de tijeras. Un hombre de mediana edad, sentado en una silla, tiene esa mirada dócil de los tienen aquuellos a los que un barbero les corta el pelo. No hay barbero en la foto, pero sí una señora con un delantal que acaba de dejarle descargado el cogote. En el suelo yacen los mechones ya sin futuro. Junto a la peluquera, una mujer mayor extiende las manos sobre una mesa y una chica joven le hace la manicura. La clienta anterior ya luce, junto a una camilla, unas uñas impecablemente coloradas. No tienen casa, los hombres jóvenes quedaron lejos, solo las acarician y las abrazan en sueños. Las mujeres y los hombres de la foto son desplazados, removidos, trasladados por las bombas. Y hay quien, con generosidad, quiere que estén guapos, que no se descuiden. Descuidarse es una forma de rendirse, de darle al poder una victoria más. Cuidarse es cortarse el pelo y hacerse las uñas, es no abandonarse a la confusión, llamar al pan, pan y al vino, vino, cuidarse es no abandonarse al prejuicio, al desencanto, cuidarse es sorprenderse, al despertar, sorrprenderse de estar vivo, cuidarse es mirar a la cara a la peluquera, mirarla detidamente, tranquilamente , de forma agradecida para que le asome a la peluquera ese misterio que hay en toda persona y evitar así que todo el alma esté anegada por la queja. Cuidarse es decir muy bajito “yo” y repetir otra vez “yo” y dejar que nos asome a nosotros el misterio que hay en toda persona.

y dejar que nos asome a nosotros el misterio que hay en toda persona.