La pesadilla diaria de que tus propios hijos te peguen

La Fundación Amigó se encarga, entre otras muchas cosas, de trabajar con niños y jóvenes con dificultades, y con sus familias

Tiempo de lectura: 2' Actualizado 12:47

Pablo tiene 14 años. Cuando nació, se convirtió en la alegría de la familia: era el primer hijo para sus padres, el primer nieto para sus abuelos, el primer sobrino para todos sus tíos. En definitiva, un niño enormemente deseado. Fue creciendo y aquel niño amoroso fue transformando su carácter hasta que se convirtió en un niño reservado, después arisco, hasta ser hoy un adolescente violento. Tanto que la primera vez que le levantó la mano a su madre, ella no se lo creía. Pero después de aquella primera vez llegó una segunda y una tercera... y Pablo se convirtió en la pesadilla de su familia. Sus padres decidieron atajar el problema antes de que fuera demasiado tarde, por eso contactaron con la Fundación Amigó.

Una fundación en la que trabaja la psicóloga Irene Gallego, quien contaba en ‘La Noche’ que “este tipo de conflictos se producen en familias muy diferentes, con distintos niveles sociales, económicos y educativos”.

La Fundación Amigó se encarga, entre otras muchas cosas, de trabajar con niños y jóvenes con dificultades, y con sus familias. Uno de sus programas se llama ‘Conviviendo’, y es un servicio gratuito de intervención socioeducativa para familias que sufren conflictos con sus hijos. Un proyecto que atiende anualmente a unas 100 personas.

La psicóloga Irene Gallego se encuentra trabajando actualmente en este proyecto, en el que “incluso algunos jóvenes violentos llaman para denunciar la situación, porque, aunque no asuman la culpa, quieren un cambio en su vida”.

Rehabilitar a estos chicos es un trabajo complicado, que no sigue una metodología única, son terapias muy avanzadas “en las que hay que transmitirles que todo va a funcionar, aunque vaya muy poco a poco; es importante hacerles creer que el cambio ocurrirá para que no caigan en la desmotivación”, explicaba la psicóloga del proyecto ‘Conviviendo’.

Además, Gallego ha concluido que “es muy complicado reconocer esta violencia cuando viene de alguien al que queremos, pero debemos tener claro que el tiempo no arregla las cosas. Es un proceso difícil pero necesario para acabar con la violencia”.