La nueva cara de la maternidad en España: madres más tardías, de otras culturas y menos hijos
El perfil de las madres en los hospitales españoles se transforma con el aumento de la edad, la diversidad cultural y una natalidad que sigue en caída
Madrid - Publicado el
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El último censo de población confirma que España roza los 49 millones y medio de habitantes. Sin embargo, este crecimiento no se debe a un repunte en los nacimientos, sino al aumento de la población extranjera. La tasa de natalidad continúa su descenso, una realidad que se vive a diario en las maternidades de los hospitales, como la del Gregorio Marañón de Madrid, un reflejo de la transformación demográfica y social del país.
Una maternidad de 'Naciones Unidas'
Las plantas de maternidad se han convertido en un crisol de culturas. Carmen, enfermera con cuatro años de experiencia en obstetricia, asegura que el cambio ha sido notable. "Las culturas también son diferentes", explica, y el personal sanitario respeta estas particularidades siempre que no interfieran en la salud de la madre y el bebé. Un ejemplo es el de las madres de cultura china, que "permanecen a oscuras" y acostadas durante la mayor parte del puerperio inmediato, aunque el personal las invita a moverse por su bienestar.
A esta diversidad se suman las costumbres de las madres africanas en su vestimenta o peinado, y las necesidades específicas de las musulmanas, como una alimentación sin cerdo, que el hospital gestiona para adaptarse. La barrera idiomática es otro de los grandes retos. "A veces nos cuesta con el idioma, pero cuando tenemos barrera idiomática importante, siempre tenemos un traductor", señala Carmen. El hospital dispone de traductores para "todas las lenguas que te puedas imaginar", un servicio esencial para muchas madres que llegan solas y sin conocer el idioma.
Madres primerizas a los 40 (y más allá)
El doctor Juan León, jefe de sección de Obstetricia del Gregorio Marañón, ha sido testigo de la evolución del perfil de las madres durante sus 27 años de carrera. Si en sus inicios la gran preocupación eran los estragos de las drogas o el VIH, hoy los protagonistas del cambio son "el impacto de la inmigración y, lógicamente, la reproducción asistida". Esto ha traído un fenómeno cada vez más frecuente: el retraso de la edad de maternidad.
Aunque la edad óptima para tener un hijo, según el doctor, se sitúa "en torno a los 25 o 27 años", la realidad es que cada vez son más las madres primerizas de 38, 39 y 40 años. El límite, a veces, parece no existir, y el doctor León recuerda haber atendido partos de mujeres de hasta 57 años.
Embarazarse, parir y el posparto suponen un estrés importante para el cuerpo de la madre"
Doctor
Este retraso en la maternidad no está exento de consecuencias. El doctor advierte de que a mayor edad, mayor es la dificultad. "Embarazarse, parir y el posparto suponen un estrés importante para el cuerpo de la madre", afirma, subrayando que todo el proceso se complica, elevando los riesgos tanto para la madre como para el feto.
El desplome de la natalidad, a examen
Para el demógrafo Alejandro Macarrón, en España coexisten "dos Españas demográficas". Por un lado, los españoles autóctonos, cuya población "está menguando unos 200.000 al año". Por otro, los inmigrantes, que suman entre 500.000 y 600.000 personas más cada año y que, con sus cerca de 100.000 hijos anuales, están provocando un cambio demográfico continuo.
Si la gente no cree que lo mejor para su vida es formar una familia estable y tener niños, daría igual"
Demógrafo
Macarrón es tajante al analizar las causas de la baja natalidad española: "en este tema no se ha hecho nada bueno durante los últimos 45 años". Aunque reconoce que una mejor política de vivienda o más ayudas a la conciliación podrían ayudar "un poquito", considera que el problema es más profundo y de carácter cultural.
El experto apunta a la pérdida de valor del matrimonio, el alto número de separaciones y el continuo retraso en la edad para formar una familia como factores clave. "Si la gente no cree que lo mejor para su vida es formar una familia estable y tener niños, daría igual" que hubiera más ayudas, sentencia. En su opinión, aunque las encuestas reflejen que las mujeres desean tener más hijos, habría que medir la intensidad real de ese deseo frente a un modelo social que lo pospone hasta un punto en el que, a menudo, "mujeres que quieren, no pueden".
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