¿Por qué el cannabis sigue siendo la droga ilegal que más se consume?
Un 18% de la población menos de 35 años consume cannabis en España, poco más que la media europea
Madrid - Publicado el - Actualizado
3 min lectura
Esta semana, la Comisión Europea publicó un Informe sobre Drogas en el que, entre otras cosas, alerta del alto consumo en España. De los 28 países que conforman la Unión Europea: somos el número 16 que más MDMA consume, el número 12 que más anfetaminas consume, el número 6 que más cocaína consume y el número 4 que más cannabis consume. Datos alarmantes, pero aparte del consumo, también advierten del sencillo acceso a estas drogas y de, como los traficantes también se modernizan.
Y esta facilidad de acceso hace que, cada vez más jóvenes las tengan a su alcance. Hemos hablado con Esther Rubio, ella es psicóloga del Programa de Atención a Jóvenes y Menores de Proyecto Hombre donde lleva 17 años trabajando, y nos ha contado que en concreto esta droga, el cannabis, está demasiado normalizada entre los menores de edad, pero también entre los adultos.
Esther nos cuenta que, sobretodo, a estos programas llegan jóvenes de, hasta 25 años, con adicciones al alcohol y al cannabis, aunque hay casos de adicción a drogas duras como la cocaína o las anfetaminas.
Normalmente, los jóvenes no van voluntariamente a estos programas, sino que son los familiares quienes acuden pidiendo ayuda y consejo. Pero, ¿cómo nos damos cuenta de que nuestros hijos tienen una adicción? Porque, en la mayoría de los casos llevan una vida totalmente normal y son, los síntomas más indirectos, los que nos advierten de que a nuestro hijo le pasa algo.
Pero como padres, es muy complicado darnos cuenta rápidamente de estos síntomas porque, hasta que la enfermedad da la cara, pasa un tiempo. Un tiempo que, cuando nos queremos dar cuenta, el problema ya está avanzado. María creció en una familia con un padre alcohólico y un hermano alcohólico y adicto al cannabis. Después acabó casándose con un hombre, también alcohólico, y ludópata. Y ahora, su hija es adicta al alcohol y el cannabis. Ya reconoce todos esos síntomas, pero en los padres que no están familiarizados, genera una frustración y un sentimiento de culpa en los padres muy grande que hace que necesiten buscar ayuda.
La asociación, a la que acude María, se llama "Familias anónimas", es aconfesional, apolitica e internacional. En ella, realizan charlas, reuniones, donde comparten experiencias y sentimientos. Un lugar en el que los padres pueden encontrar respuestas porque, en ocasiones, la desesperación les lleva a hacer cosas que acaban agravando el problema. Por ello es muy importante que acudan a estos lugares donde se den cuenta que no tienen por qué vivirlo en soledad, ni con verguenza.
María nos cuenta como, en ocasiones, se “montan escenas” en las que intervienen la policia, porque hay agresividad o amenzan con el suicio porque están en un estado alterado. Y estas reuniones pueden ayudarles a saber cómo actuar en estos casos, para ayudar a sus hijos.
Está claro que un padre siempre va a querer proteger a sus hijos pero, aquí hay un problema de base y es que, si el adicto no quiere, por si mismo, dejar la droga, es imposible ayudarle. Pero sí que existen comportamientos o pautas de conducta que la familia puede seguir.
La droga, según María, es un camino sin salida que tiene tres difurcaciones: psiquiátrico, carcel o cementerio. Y además, no siempre se produce en ese orden, porque muchos jóvenes se dejan la vida en las carreteras por haber consumido. O lo que es peor, se las arrebatan a otros inocentes. Aun así no hay que criminalizarles, es una enfermedad que destroza la vida de muchas personas (en su mayoría buenas personas) y que, como hemos visto, también destroza su entorno y a aquellos que les quieren. El mensaje es claro: Se puede salir de ello, hay que buscar ayuda, y también, ser conscientes de la gravedad de esta realidad para evitar que sigamos escalando puestos en Europa, en cuanto a drogas se refiere.