Iván Alonso: "Es necesario recordar que en Cataluña hay más gente por la unidad que por la ruptura"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

5 min lectura

Es domingo 27 de octubre en el que como cada año por estas fechas hemos cambiado la hora para adaptarnos al horario invernal en toda Europa, algo que podría cambiar previsiblemente en un par de años, o no, porque aún se está debatiendo en Bruselas. Por ahora hoy todos habéis sido, seguro, felices.  Uno porque habréis dormido una hora más y otros por haber disfrutado de 60 minutos más de esta noche otoñal.

Una noche, otra más para olvidar en Barcelona, que nos ha vuelto a dejar, desgraciadamente, nuevos disturbios en las calles de la ciudad condal. Tras una semana de tranquilidad los radicales independentistas han roto la calma tensa y han vuelto a enfrentarse tanto a la policía como a los Mossos d’Esquadra.

Si bien la violencia ha sido menor que la que veíamos la semana pasada, se han vuelto a vivir esas escenas de tensión que llegaban más tarde de lo habitual, alrededor de las 10 de la noche, y en la que reaparecieron las barricadas, las decenas de contenedores quemados y los centenares de radicales independentistas con máscaras, capuchas y sudaderas oscuras, lanzando objetos a la policía y tratando de acorralar a las Fuerzas del Estado, que han tenido que volver a verse obligados a cargar. Una nueva batalla campal de casi dos horas de los radicales contra los antidisturbios.

El balance de esta nueva noche de algaradas y disturbios en el centro de Barcelona es el de 3 detenidos y 46 personas atendidas por los servicios sanitarios, entre ellos un mosso que ha sido trasladado a un centro sanitario herido de gravedad porque ha caído de un vehículo policial.

Todo se iniciaba con una concentración frente a la Jefatura Superior de Policía convocada por los CDR en la que los manifestantes habían quedado para, literalmente, devolver las pelotas de goma disparadas por la Policía Nacional durante esos disturbios de la semana pasada.

Ese era el objetivo, y, finalmente, como se preveía, han lanzado de todo. Incluso trataron de abrir un furgón policial. Poco después, cinco furgonetas de la Policía Nacional quedaban aisladas y rodeadas por manifestantes. Entonces, los Mossos d'Esquadra tenían que salir en su ayuda para que estos se pudieran desplazar hacia la calle adyacente.

La Policía, temía que hubiera un rebrote de la violencia y así fue. Por suerte no ha llegado al nivel del de la semana pasada.

Nuevos tumultos, como los de la semana pasada, que tuvieron lugar después de una marcha pacífica, convocada por las plataformas independentistas, regadas con dinero de la Generalitat, Omnium Cultural y la Asamblea Nacional Catalana que, eso sí, no tuvo la fuerza que estos esperaban. Unas 300.000 personas en una manifestación, que Sí, fue multitudinaria, pero que parecía iba a ser mucho mayor. Como dato para corroborar ese pinchazo, esta de ayer reunió a solo la mitad de los asistentes a la concentración de la Diada y a 150.000 menos que la de la semana pasada.

Hubo las clásicas consignas independentistas y las tradicionales pancartas, pero con menos gente que la habitual. Encabezando esa marcha los principales líderes soberanistas con un Quim Torra que sigue a lo suyo, achuchando, incitando a la calle para que sean los CDR los que le consigan sea como sea su objetivo. Que no es otro que mantener vivo cueste lo que cueste su desafío de autodeterminación.

Porque Torra sigue haciendo lo mismo de siempre, hablarle, solo, a los catalanes del pensamiento único independentista, marginando a esa mayoría que no quieren romper España y que son, como siempre, los principales perjudicados.

Antes, el presidente de la Generalitat había elevado ese órdago al Gobierno de Sánchez con otro de esos actos en los que trata de conseguir una foto que pueda distribuir a su campaña internacional, con casi 800 alcaldes independentistas en el Palau de la Generalitat. Ante ellos aseguraba que no hay retorno en su intención de conseguir sea como sea la independencia.

Con la vicepresidenta Carmen Calvo contestando directamente a Torra y diciéndole algo que ya le han dejado claro los jueces del Supremo: que el derecho a decidir y de autodeterminación no existe, pero ni aquí ni en ninguna democracia europea. Era Sánchez ayer el que encima se mofaba de Torra y de las llamadas que este le ha hecho en los últimos días, todas sin respuesta por parte de Moncloa.

Mientras, hoy en Barcelona es el turno para los constitucionalistas con esa marcha convocada por Sociedad Civil Catalana, para volver a decir que la mayoría de Cataluña sigue siendo contraria a la idea única de secesión que promueve el independentismo.

Las expectativas son altas porque seguro que recuerdas la que tuvo lugar hace dos años justo después del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017 en el que la entonces llamada “mayoría silenciosa” abarrotó las calles de la capital catalana. Un millón de personas reivindicando la unidad de España. Algo necesario que hay que hacer de nuevo ahora, el de recordar que en Cataluña hay más gente por la unidad que por la ruptura, justo cuando se ha intensificado esa presión independentista.

Y donde también afloran la presión y, sobre todo, la incertidumbre es en Argentina. Justo en un momento en el que la desigualdad moviliza a toda Latinoamérica y con su vecino Chile incendiado con marchas históricas, el país se empieza a jugar hoy su futuro más cercano. Casi 34 millones de argentinos están llamados a las urnas en esta primera vuelta de elecciones presidenciales en medio de una división social cada vez más amplia.

Un clima de fatalismo, sobre todo, en lo económico y al que ayudó los 12 años de Gobierno del matrimonio de Kirchsner, que avalan al candidato Alberto Fernández, favorito ahora y que tratará de volver al peronismo y arrebatarle la presidencia a un Mauricio Macri que no ha conseguido acabar con la eterna crisis económica argentina. Lo peor de todo, la sombra del kichnerismo que se vuelve a cernir sobre el país sudamericano.

Temas relacionados