El silencioso incremento de las enfermedades hepáticas
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Los problemas de hígado que no tienen nada que ver con el insumo de alcohol afecta aproximadamente al 33% de los adultos a nivel global. Su forma más agresiva, la esteatohepatitis metabólica (MASH, por sus siglas en inglés), se estima que afecta al 5 % de la población general. Las personas con diabetes tipo 2, obesidad u otros factores de riesgo cardio metabólico presentan un riesgo significativamente mayor. Sin embargo, a pesar de su gravedad, la MASH no suele manifestar síntomas hasta etapas avanzadas, cuando puede evolucionar hacia cirrosis o cáncer hepático.
El hecho de que sea una enfermedad silenciosa hace que se diagnostique mas tarde, con lo que las probabilidades de cura se reducen y el coste se dispare para la sanidad pública. España enfrenta un aumento significativo de casos por enfermedades hepáticas crónicas, lo que tiene un impacto considerable en mortalidad y en los costes sanitarios. En 2021, aproximadamente ocho millones de personas vivían con MASL en España, cifra que se prevé aumente a 12,7 millones (27,6 % de la población) en 2030. Esto significa que salvo se ponga mucho dinero en investigación científica…, la mortalidad atribuida a MASH se duplicará, alcanzando unas 7.590 muertes ese año en el 2030. Según Biotech Spain pasaremos de los 1.480 millones de dólares en 2021 a los 3.500 millones en 2040 de coste para las arcas públicas.
Todos estos datos se han conocido durante el primer encuentro del Think tank Global sobre Esteatosis Hepatica de Fundación La Caixa. Un acto que celebró la semana pasada en el Palau Macaya de Barcelona con el apoyo del Instituto de Salud Global de Barcelona, en donde más de 100 expertos internacionales lanzaron una advertencia contundente: millones de personas seguirán siendo invisibles para los sistemas de salud si no se prioriza ya la detección temprana y el cuidado centrado en las personas con esteatohepatitis metabólica, los famosos problemas hepáticos comunes. A pesar de afectar a más de 1.500 millones de personas, la enfermedad hepática crónica continúa en gran medida excluida de las estrategias trazadas para hacer frente a las enfermedades no transmisibles en los sistemas de salud.