Diego Garrocho: "La fantasía inmanentista de querer vivir en el aquí y en el ahora creo que se demuestra cada vez más engañosa"
El profesor de Filosofía, Diego Garrocho, reflexiona sobre el valor de los rituales como espacios de comunidad y trascendencia frente a la lógica individualista y productiva de la modernidad
Madrid - Publicado el
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Pues el funeral del papa Francisco o la elección de León XIV han captado la atención de millones de personas durante semanas. Para responder a tu pregunta me voy a encomendar a Byung-Chul Han, el filósofo surcoreano a quien la semana pasada se le concedió el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades.
Según Han, el ritual es, ante todo, una experiencia comunitaria. Los rituales y las ceremonias establecen estructuras simbólicas compartidas en las que encontramos una suerte de hogar; que la sociedad contemporánea es cada vez más individualista y que se empeña en reducir los acontecimientos a su dimensión inmanente y productiva.
Un ritual, sin embargo, es en esencia una declaración de guerra contra la pura practicidad. Los rituales son bellos porque van más allá de lo necesario y lo hacen de forma pausada, en contraste con la velocidad que impone nuestra época. Un ritual es también, en cierto modo, una cita con el tiempo.
La ritualidad implica repetición, y esto constituye una forma de humildad. Cuando asistimos a un rito, reconocemos realidades que existían antes de nosotros y que también nos van a sobrevivir.
Creo que los seres humanos en Occidente estamos cada vez más sedientos de ritualidad, y que algunas formas de trascendencia simbólica están siendo rehabilitadas. La fantasía inmanentista de querer vivir en el aquí y en el ahora creo que se demuestra cada vez más engañosa y, quién sabe, quizá estemos encaminándonos hacia una época en la que los rituales vuelvan a tener un lugar central en nuestras vidas.
