"Mentir en un currículum no está bien, mentir en política debería inhabilitar a quien lo haga"
Rubén Corral analiza en 'La Linterna' la dimisión de José María Ángel Batalla, presidente del Partido Socialista Valenciano y comisionado del Gobierno para la dana, que finalmente se ha producido tras la polémica sobre un título falso en su expediente.
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Pues, finalmente, no ha aguantado la presión. No ha soportado las críticas de sus adversarios políticos, no ha podido sobrellevar los comentarios en tertulias, los artículos de opinión... Finalmente ha decidido no perjudicar más ni a su gobierno, ni a su presidente, ni a su partido. Dimite porque entiende que es lo mejor ante las publicaciones que han aparecido sobre él, a pesar de que asegura que ha actuado a acorde a lo correcto. Se va, pero insiste que ha hecho lo que tenía que hacer. Así que finalmente ha dimitido.
No, no me refiero al fiscal general del Estado, no estoy hablando de Álvaro García Ortiz, que sigue en su cargo, a pesar de estar a un paso del banquillo.
El que ha dimitido ha sido José María Ángel, ha dejado su cargo de comisionado del Gobierno para la dana y también su cargo como presidente de los socialistas valencianos. La dimisión llega tras la polémica con su currículum y después de que la Agencia Valenciana Antifraude señalara que uno de los títulos que consta en su expediente de funcionario en la Diputación de Valencia es falso.
¿Qué es lo que ha ocurrido en este caso? ¿De qué es de lo que estamos hablando? Pongamos contexto:
Esta historia arranca pocos días después de que la ya exdiputada del PP, Noelia Núñez, admitiera que había mentido sobre sus estudios. En su ficha en el Congreso, figuraba que poseía tres grados que no había completado. El ministro Óscar Puente no dejó pasar ningún día sin recordarle en Twitter que estaba mintiendo y finalmente Noelia Núñez dimitía de todos sus cargos orgánicos e institucionales. Desde el Partido Popular se utilizó este caso para marcar su listón de ejemplaridad.
Inmediatamente, empezaron a surgir dudas sobre los currículums de diputados de uno y otro signo, se empezó a pasar el Turnitin —ya sabes, el programa ese con el que se detecta si uno ha copiado las tesis, lo que se hizo en el caso del presidente.
Pero el caso que tomó más vuelo fue el de José María Ángel, un histórico del Partido Socialista Valenciano, y nombrado por Sánchez comisionado para la dana. La historia de José María Ángel estalla cuando el diario El Mundo publica que consiguió su plaza de funcionario con una decena de cursillos de pocos días, de escaso valor académico y con un título falsificado.
Las pruebas que aportaron los compañeros aseguraban que en el expediente del entonces comisionado para la dana había un título falso, ponía “Diplomado en Archivística y Biblioteconomía. Sección: bibliotecas”. Al parecer lo que daba al cante en el título era la fecha: 2 de septiembre de 1983. La Universidad de Valencia, que es la que, supuestamente, expidió este documento, confirmaba que esa titulación no se creó hasta 1990 en el centro universitario.
Al margen de que resulta muy difícil de entender que uno renuncie a un cargo si insiste una y otra vez en que ha actuado correctamente, el caso es que José María Ángel hoy ha dimitido de todos sus cargos. Ha dirigido una carta al ministro de Política Territorial, a Ángel Víctor Torres, en la que asegura que ha sufrido un ataque injustificado que le ha causado un daño personal enorme. Insiste en que jamás ha falsificado ningún documento y que jamás se ha valido de ningún documento falso para acceder a ningún puesto. Asegura, y leo textualmente, “mi amor a mi partido, a mis compañeros, mi compromiso con mi gobierno y mi presidente me hacen tomar esta decisión para no ser titular de esta campaña de desgaste incansable que me provoca un gran dolor”. Y de esa forma, asegura que lo deja y se jubila. Ahora veremos qué recorrido tiene el caso y si acaba en los tribunales.
Pero claro, políticamente parece que no va a acabar aquí. La ministra Diana Morant, la persona de Pedro Sánchez en Valencia, ha asegurado después que la dimisión de Ángel la comparte, pero no se arrepiente de haberle nombrado y que no va a renunciar a él. Y ha dejado una frase interesante que podemos escuchar:
"Nosotros no pedimos títulos, lo que pedimos es 'hoja de servicios'. A un político no lo hace el título académico, lo hace su currículum de trabajo y desde luego José María Ángel cumplía con todos los requisitos para ostentar la presidencia".
Pues podemos estar de acuerdo con la ministra. Se piden hojas de servicio. Bien. Hojas de servicio a los ciudadanos, no a los partidos. Pero claro, en el caso de José María Ángel, hay tres cuestiones que debemos destacar:
La primera es que, en este caso, todo apunta a que el comisionado habría mentido en su currículum. Mentir en un currículum no está bien, mentir en política debería inhabilitar a quien lo haga. Lo que ocurre es que da la sensación de que la mentira no penaliza.
La segunda cuestión es que lo que está aquí en juego, es que para poder acceder a su cargo, para poder cumplir con su labor en la Diputación, José María Ángel dijo tener algo que no tenía, se le pedía un requisito que él no parece que cumpliera y ocupó un puesto al que otra persona que sí cumplía no pudo acceder.
Y tercera consideración, sobre la formación. En política deberían estar los más preparados, los más brillantes, gente con vocación de servicio público. Evidentemente, hay que tener una formación para ejercer algunos puestos, pero eso, desgraciadamente, no parece que se fomente en los partidos políticos. Los partidos se han convertido casi en empresas de contratación que priman al más entregado a la causa. Las llamadas 'juventudes' son maquinarias que sirven para muchas cosas: sirven para que sus miembros hagan bulto en un mitin, para que acudan a aplaudir a alguien en una visita oficial, para que lleven las redes sociales de este o aquel...
A cambio de eso, estos chicos tienen la posibilidad de ascender en el partido y poder estar cerca de donde se toman las decisiones. Una vez llegado el caso, se les ofrece formar parte de una cantera de cargos públicos. No se les estimula para que se prepare ni se formen, eso queda en un segundo plano, se les promociona a cambio de que sean útiles para el partido.
Y una conclusión, vuelvo a la frase de Diana Morant: “no pedimos títulos, pedimos hojas de servicio”. Insisto, “de servicio a la ciudadanía”. Te voy a poner dos ejemplos: Marcelino Camacho. Como recordaban algunos compañeros, cuando empezó esta historia de comparar currículums, en la ficha del histórico dirigente de CC. OO., en el apartado de 'Formación' ponía 'fresador'. En la ficha de Nicolás Redondo Urbieta, histórico dirigente de UGT, en el apartado de 'Formación' ponía 'empleado'.
Podría haber cundido el ejemplo, pero como me dice un amigo, "antes es que no se llevaba a mentir".