"Han pasado dos años desde la noche del 23J y todo ha cambiado alrededor de Pedro Sánchez: el hombre que camina en el alambre"

Rubén Corral repasa en 'La Linterna' cómo el entorno de Pedro Sánchez, dos años después del 23J, ha cambiado por completo. Varios de los protagonistas de aquella noche electoral están imputados o en prisión. Sánchez, en cambio, sigue en Moncloa, pero con la magia en entredicho.

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Pues hace exactamente dos años hasta ahora, un 23 de julio de 2023, Ángel Expósito te estaba contando en un programa 'Especial Elecciones', aquí en la Cadena COPE, que los colegios electorales acababan de cerrar sus puertas. Hace dos años estábamos a punto de conocer los resultados de unas elecciones generales que se habían convocado en pleno verano, después de que Pedro Sánchez y el PSOE sufrieran un fuerte varapalo en las elecciones municipales y autonómicas de finales de mayo.

En ese momento, Sánchez, “el hombre que camina en el alambre”, “el prestidigitador”, “el tahúr de los mil trucos”, se había sacado esta convocatoria electoral de la manga.

Nada hacía indicar que la jugada le fuera a salir bien. De hecho, las encuestas daban como ganador a Alberto Núñez Feijóo y vaticinaban un cambio de ciclo político. El caso, y todo hay que decirlo, es que tras una desastrosa segunda semana de campaña electoral del PP y gracias a la ley D'Hont, la ley electoral que sirve para repartir los escaños en el Congreso, vimos muy pronto que, en aquella noche electoral de hace dos años, Sánchez iba a tener otra oportunidad, que iba a seguir en Moncloa.

Los datos oficiales iban saliendo y las cuentas del líder socialista iban siendo posibles. Al PP de Feijóo no le daban los números para gobernar y no le daban, incluso, con el apoyo de Vox, esa suma no salía. Al final del escrutinio, todo se resumía en que si Sánchez lograba convencer a todo el arco parlamentario y, fundamentalmente, a los siete diputados de Junts, los del prófugo Carles Puigdemont, Sánchez no se tendría que ir de Moncloa.

Al final de esa noche electoral, entre las 23:30 y las 0:00, Pedro Sánchez salía eufórico al balcón de Ferraz para proclamar que había ganado unas elecciones que no había ganado. El ganador era el PP, pero no iba a poder gobernar. En cambio, Sánchez, cuando salió al balcón de Ferraz, ya tenía claro que, con tal de seguir siendo presidente, daría lo que le pidieran. Y lo que le pidió Puigdemont fue una ley de amnistía. Y Sánchez la concedió.

Aquel fue el primero de los muchos cambios de opinión del presidente, aquello fue la demostración de que Sánchez era un político para quien el fin justificaba los medios.

Pero de aquella noche del 23 de julio de 2023 quiero quedarme con un momento concreto. Te lo decía hace un momento: cerca de las doce de la noche, Pedro Sánchez salía a una improvisada tarima montada en la sede de Ferraz.

Y no aparecía solo: con él, en esa foto, aparecían de izquierda a derecha: su mujer, Begoña Gómez, con un vestido rojo, Santos Cerdán, el secretario de Organización del Partido Socialista en ese momento, la mano derecha de Sánchez, quien había coordinado la campaña electoral y que salía a ese balcón para que su trabajo fuera reconocido. Aparecía María Jesús Montero, vicesecretaria general del PSOE, persona del núcleo duro de Sánchez, que no pudo contener la moción saltando y aplaudiendo. Y por último, estaba Cristina Narbona, la presidenta del partido. Si nos detenemos en esa foto y analizamos la situación de esas personas a día de hoy, podemos entender perfectamente a qué es a lo que se enfrenta Pedro Sánchez. Hacemos un repaso.

Con Begoña Gómez, con su mujer, podemos decir que con ella empezó todo. Desde el 24 de abril de 2024, el juez Peinado la investiga por presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción privada. Se investigan subvenciones a empresas que colaboraron con la entidad que ella dirigía y la creación de una cátedra en la Universidad Complutense. Este episodio, de la investigación de su mujer, llevó al presidente del Gobierno a tener que declarar como testigo y le hizo tomarse en abril de 2024 un periodo de reflexión de cinco días para decidir si le valía la pena seguir gobernándonos. Acabado ese periodo de reflexión, llegó a la conclusión de que sí, de que le valía la pena. El caso sigue en los tribunales.

El siguiente personaje de esa foto es Santos Cerdán. Hoy, 23 de julio de 2025, está en prisión provisional. Se le acusa de cohecho, organización criminal y tráfico de influencias. Cerdán, junto con Ábalos y Koldo, habrían conformado una organización criminal orientada a obtener indebidamente premios económicos por la adjudicación de obra pública. Según el juez del caso, Cerdán era la persona encargada de recibir las mordidas por esas adjudicaciones ilegales. Hasta el último instante, Sánchez defendió al que había sido su secretario de organización y le defendió porque Cerdán era mucho más que eso: Cerdán era una persona de su máxima confianza.

Para que te hagas una idea de esa relación: Santos Cerdán llevó los avales de Sánchez en las primarias del PSOE, viajaba en el coche de Sánchez con Koldo y Ábalos cuando Sánchez se lanzó a la carretera para reconquistar la Secretaría General, negoció la moción de censura como interlocutor con el PNV, para la investidura de esa legislatura negoció con Bildu, negoció con Puigdemont —de hecho, era el único interlocutor válido—. Bueno, pues Santos Cerdán en dos años ha pasado del balcón de Ferraz a la cárcel.

Siguiente personaje, María Jesús Montero: se ha quemado las dos manos. Las puso en el fuego por Santos Cerdán, al que calificó de amigo, de compañero e incluso de cómplice. Y ya sabemos dónde está el exsecretario de organización, en Soto de Real. Pero es que, además, uno de sus hombres fuertes tuvo que renunciar por su implicación en un caso de corrupción relacionado con el cobro de sobornos de empresarios. Este tipo presuntamente recibía más de 100.000 euros de empresarios a cambio de anular multas fiscales.

Además, Montero en este tiempo acumula cargos que le generan problemas: vicepresidenta primera del Gobierno, ministra de Hacienda y candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía. Claro, esto no es compatible, porque las cesiones como ministra de Hacienda a Esquerra con la financiación singular, le pasan factura en las encuestas en Andalucía. Y no hay día que no se lleve un disgusto.

Y por último, en esa foto estaba Cristina Narbona, la presidenta del PSOE, que ha sido de las pocas que ha asegurado que conocía a Leire Díez, ya sabes, a la fontanera de Moncloa que Cerdán utilizaba para tratar de desacreditar a la UCO.

Como ves, han pasado dos años y muchas cosas. Y lo único que no ha cambiado es que Pedro Sánchez sigue siendo “el hombre que camina en el alambre”, “el prestidigitador”, “el tahúr de los mil trucos”. Eso sí, hay quien empieza a pensar, incluso en su entorno, que a Sánchez se le está acabando la magia.