Expósito: "El caso Ghali reúne los elementos para que se estudie qué no hay que hacer en política exterior"

El director de 'La Linterna' habla sobre las relaciones españolas con los países vecinos

@expositocope

Director de 'La Linterna'

Tiempo de lectura: 3' Actualizado 20:20

Enseguida te cuento lo último sobre el acuerdo entre PSOE y Podemos para los Presupuestos y la ley de vivienda. Y el varapalo del Tribunal Constitucional al Gobierno (que le resbala) sobre el estado de alarma. Lo de los Presupuestos estaba cantado. Y lo del Constitucional confirma el porqué del afán por controlar el Poder Judicial... así que unos minutos para un tema muy de fondo.

Déjame que me anticipe un rato a nuestro 'Tema del Día': el Magreb. Coge un mapa y recuerda quiénes son nuestros vecinos del Sur: de Este a Oeste Egipto, Libia, Túnez, Argelia y Marruecos. Como me recuerda el profesor Enrique Serbeto, uno elige a sus amigos pero no puede elegir a sus vecinos y nosotros tenemos a Marruecos y Argelia.

Uno. Inmigración. Datos: en lo que va de año han llegado a España casi 30.000 inmigrantes desde el Magreb. Un 50 por ciento más que en el mismo período de 2020. Todos por mar. A Canarias han llegado 13.000 personas. Más del doble que el año pasado. ¡Ah! Y no olvidemos el auge de pateras hacia Baleares y descuento la barbaridad del pasado mes de mayo en Ceuta con aquella invasión de niños y jóvenes.

Dos. La tensión entre Argelia-Marruecos no sólo no cede sino que va in creciendo. La ruptura de relaciones diplomáticas, la tensión fronteriza, la prohibición de vuelos. ¿Te imaginas eso entre Francia y España o entre España y Portugal? ¡Ojo! Que hablamos de una frontera de 2.000 kilómetros por un terreno imposible de delimitar y desértico.

Tres. El Sáhara como telón de fondo. Vuelve al mapa. En el pico suroeste de Argelia aparece el Sáhara Occidental y los campamentos de Tinduf. Y esto si que es motivo de guerra para Marruecos. Por cierto, nadie en su sano juicio podría concebir hoy un Sáhara Occidental independiente tras un procedo de autodeterminación. La realidad es tozuda, el tiempo ha pasado y la real 'politik' es como es.

Cuatro. En todo este galimatías encaja perfectamente la última pieza del puzzle: Brahim Ghali. El líder del Polisario. El enemigo público número uno para Marruecos acogido por España bajo identidad falsa a petición de Argelia. El caso Ghali reúne todos los elementos para que los alumnos de la escuela diplomática estudien qué no hay que hacer en política exterior. De manual. Una pifia, una cagada que no se le ocurre ni al que asó la manteca.

Cinco. El gas. La energía como elemento clave no solo para la economía, evidentemente, sino para los equilibrios geoestratégicos. Argelia nos vende gas. Un gas que pasa en gran medida por Marruecos, para llegar a España, por un gaseoducto cerrado por Rabat. Ya me contarás. Como leí días atrás, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares viaja a Argelia para hablar del ga pero la clave es la inmigración.

Seis. Vamos a llevarnos bien con uno y El otro. Sin enfadar ni al otro, ni al uno. Argelia nos tiene cogidos por el gas. Y Marruecos nos tiene cogidos por el grifo de los inmigrantes: recuerda Ceuta, recuerda el muelle de Arguineguín, las vallas de Ceuta y Melilla.

¡Y ojo! Porque lo nuevo es que Argelia empieza a manejar otro grifo de personas hacia Baleares y Murcia.

Siete. El Magreb no es solo un problema nuestro. Argelia ha expulsado de sus aguas un submarino israelí; Marruecos restableció relaciones con los israelíes pero es que Estados Unidos ha incluido a Israel en su propio sistema de Defensa... y todo ello teniendo en cuenta el control del Mediterráneo desde Tánger y Gibraltar.

Y la guinda, Rusia ya tiene salida al Mediterráneo desde Tartush en Siria.

Ocho. No olvidemos la clave económica en lo que mejor entendemos: La pesca en el marco la UE. Otra manera de cogernos por las redes. Por los caladeros atlánticos. A ver cómo salimos de la última sentencia de la justicia europea dando la razón al Polisario.

Nueve. Y Ceuta y Melilla. Ya lo comentamos en mayo, desde allí mismo, durante la invasión de los chicos enviados por el régimen de Marruecos contra Ceuta. A miles.

Seamos sinceros. Cruelmente sinceros: si hiciéramos una encuesta sobre la españolidad de Ceuta y Melilla en toda España, ¿qué porcentaje votaría por su entrega (que no devolución) a Marruecos? No te digo si esa encuesta la hiciéramos en el Parlamento o en el propio Consejo de Ministros.

Diez. El Sahel. Coge de nuevo el mapa. Nuestra frontera Sur, tras Marruecos y Argelia son de Oeste a Este, Mauritania, Senegal, Malí, Burkina Fasso, Níger, Nigeria, Chad, Sudán y Eritrea. ¿Cuánto tiempo podrán aguantar Rabat y Argel esa presión de subsaharianos muertos de hambre y de miseria en plena bomba demográfica?

Por cierto, no olvidemos que la inmensa mayoría de esa gente pretende llegar a España de paso hacia Europa. No para quedarse. Lo que quieren es llegar a Francia, países nórdicos, Reino Unido o Bélgica. Conviene recordarlo.

¡Ah! Y mi posdata: todo lo anterior coronado por la amenaza yihadista. En todo lo ancho, con mil y una franquicias de Al Qaeda o del Daesh a ver quién es más bestia. Desde Al Qaeda del Magreb Islámico a Boko Haram. Con dos focos fundamentales: Nigeria y la mitad norte de Malí. Y todos ellos con un ansia irrefrenable de subir hacia el Norte.