“Es muy difícil que un adicto deje las drogas teniendo un camello en cada esquina”

Hablamos con la directora de una entidad social que lucha contra viento y marea para desintoxicar a drogadictos

Tiempo de lectura: 1' Actualizado 21:51

Gema, de niña, quería ser misionera para ir a ayudar a los más necesitados en África. Finalmente no se fue del país, pero ha acabado cumpliendo su sueño. A día de hoy dirige una entidad que lucha contra la droga y la prostitución en el Raval de Barcelona, y que intenta contribuir a que personas de todo tipo de orígenes puedan tener un futuro mejor en todos los aspectos de su vida.

La entidad que lidera Gema empezó luchando contra el sida y el VIH, pero con el tiempo ha ido ampliando el tipo de asistencia que presta a personas en riesgo de exclusión social y con problemas de adicción a las drogas. Se enorgullece de mantener buena relación con los vecinos del barrio y remarca que la entidad está abierta a todos ellos. Lamenta que, pese a contar con ayuda económica de instituciones públicas, tienen ciertas dificultades económicas para financiar el coste que entraña todos sus ámbitos de actuación.

Uno de sus grandes quebraderos de cabeza son los narcopisos. “Es muy difícil lograr que un adicto deje las drogas teniendo un camello en cada esquina”, admite Gema. Admite que la droga se mueve en el barrio en grandes cantidades y que adquirirla resulta demasiado fácil. La activista explica que hay toxicómanos que pierden su trabajo y su casa, y que acaban robando para conseguir dinero para poder seguir comprando droga, lo cual acaba siendo una gran causa de inseguridad en el barrio.

Gema tiene el local de la asociación lleno de legumbres, potitos y otros productos que les proporciona el Banco de Alimentos y que ellos se encargan de repartir entre los más necesitados. Gema explica que hay personas que no tienen ingresos o que cuentan con pensiones tan bajas que necesitan que les ayuden para poder comer, especialmente en una ciudad con el coste de vida de Barcelona.