Dulces y productos tradicionales y de última tendencia, para que los tornos no dejen de girar en nuestros monasterios

La vida contemplativa tiene una cita tradicional como la propia Navidad: las ferias monásticas de la Fundación Contemplare que reúnen en varios puntos del país las maravillas elaboradas por religiosos y religiosas de clausura

Ana Medina

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La venta de dulces, artesanía y otras especialidades son una ayuda inestimable para uno de los principales, si no el único, ingreso que tienen muchos monasterios y conventos de nuestro país. Navidad es su periodo estrella. En Madrid se organizan citas en la Plaza Mayor hasta este lunes, y en el ABC Serrano hasta el 20, pero también en Oviedo o desde la web de esta fundación, que lo que busca es apoyar la labor de los monasterios y ayudarles a llegar a más personas. Alejandra Salinas es la directora: «La Fundación Contemplare organiza el desembarco de ochenta monasterios de toda la geografía española, desde el norte, el País Vasco, Galicia, Navarra, Cataluña, La Rioja, Castilla León, Castilla La Mancha, Levante y por supuesto Andalucía».

"nos ayudamos a nosotras mismas y a los pobres que vienen a nuestra puerta"  

Y también hay representación de Francia e Italia. Una ocasión fabulosa para llenar la despensa esta Navidad de productos elaborados por monjas y monjes contemplativos. Como las comendadoras del Puerto de Santa María. Desde allí la hermana María comparte cómo viven ellas este tiempo: «Prácticamente todas las monjas de clausura nos dedicamos a hacer esos dulces que huelen tan bien y que vienen de antaño, cuyas recetas nos dejaron nuestras hermanas mayores y que aún hoy la gente pide, busca. Ahora es el tiempo de encontrarlos. Y la verdad es que para nosotros es una maravilla, porque nos ayudan muchísimo porque toda la vida contemplativa vivimos de este tiempo de campaña de dulces».

Repostería, dulces naturales, hechos con amor... La hermana María cuenta lo bonito que es para ellas, también, el realizarlo, y el grandísimo fruto que tiene, para los conventos y para muchos más: «Los realizamos entre oraciones, entre la alegría de estar ayudando, también, porque realmente nosotros nos ayudamos a nosotras mismas y a los pobres que vienen a nuestra puerta. Es algo hermoso ver que este trabajo, que a veces es tan pesado, porque es en muy poco tiempo... tiene un sentido. Es maravilloso ver cómo el Señor está entre todo ese barullo de trabajo, de fuegos, de hornos, de amasadoras, y las hermanas con la ilusión y la alegría que lo hacen, esperando también siempre la Navidad».

"Algunas personas vienen a buscar los productos que conocen, van "a tiro hecho", cogen lo que buscan y se van"  

Con la compra de estos dulces se sostienen los monasterios y se apoya la ayuda que ellos y ellas prestan a tanta gente necesitada que llega hasta sus tornos. Y no solo de dulces viven los monjes… Hay mucho más: productos para el cuidado personal, del hogar, jabón cartujano para la ropa, imbatible con las prendas blancas… Un montón de maravillas salen de nuestros conventos, no ahora, sino todo el año, para poder servirnos y que nuestro consumo tenga un sentido más profundo, como nos explica Alejandra Salinas: «Algunas personas vienen a buscar los productos que conocen, van "a tiro hecho", cogen lo que buscan y se van. 

Otros seleccionan las cajas de todos los productos que consumieron años anteriores, y que han ido seleccionando y traen recortes de cajas. Eso es impresionante verlo. Y también hay gente que viene a ver lo que hay, las novedades, e interesarse por los contemplativos y a aportar su granito de arena para contribuir a su sostenimiento».

España es la primera potencia mundial en vida contemplativa, con más de 700 conventos y monasterios en activo y 8.000 monjes y monjas que sostienen la Iglesia sin hacer ruido. Contemplare quiere ser puente entre ellos y el mundo, y en Navidad, lo hace con iniciativas como esta.