Irene Pozo: "El diálogo interreligioso es un ejemplo de que es posible un mundo mejor"

La directora de 'La Linterna de la Iglesia' reflexiona sobre la relación entre el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar

Irene Pozo

Tiempo de lectura: 2' Actualizado 23:49

Se cumplen 4 años desde un momento que supuso todo un acontecimiento histórico. Un 4 de febrero de 2019, en el Día Internacional de la Fraternidad Humana, el papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, figura de referencia en el islam, firmaban en Abu Dhabi, de manera conjunta, un documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz mundial y la Convivencia común.

Fue un gesto que vino a hablarnos de lo importante que es el dialogo entre cristianos y musulmanes, “un potente signo de paz y de esperanza para el futuro de la humanidad”, como recordaba entonces el portavoz vaticano Alessandro Gisotti. La gran sintonía, respeto y amistad entre ambos líderes se ha constatado a lo largo de estos años. Entre ellos se ha ido forjando una relación de amistad en ese anhelo común en favor de la paz y la justicia.

La última vez que se vieron fue en Kazajistán, el pasado mes de septiembre, durante el Congreso de Líderes de las Religiones Mundiales y Tradicionales. Y ahí pudimos ver ese abrazo que mostraba ese cariño que sienten mutuamente. Son tiempos difíciles, donde se plantean muchos desafíos. Tras la sacudida de la pandemia y con la guerra de Ucrania, entre muchos otros conflictos abiertos en el mundo, la incertidumbre y las consecuencias que está dejando muchas veces nos hacen mirar con desconfianza a un futuro mejor.

Pero como tantas veces ha dicho el Papa: no nos acostumbremos a la guerra. La importancia del diálogo interreligioso, el camino de paz y fraternidad por el que la Iglesia viene apostando fuerte, es un ejemplo de que es posible un mundo mejor.

Algo a lo que cada uno de nosotros también podemos responder ante tanto conflicto, tanta desesperanza, tantas malas caras que muchas veces no somos conscientes de lo que suponen para los que tenemos al lado. Es el camino de la escucha, del diálogo y del encuentro.

En definitiva, sentirnos hermanos, como se sienten el Papa Francisco y el Gran Imán Al Tayyeb.