El Reloj del Apocalipsis se acelera y aviva el temor a una nueva era nuclear
Las crecientes tensiones entre potencias y las amenazas de reanudar ensayos atómicos sitúan al mundo a solo 89 segundos de una catástrofe global
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El simbólico Reloj del Apocalipsis, que desde hace más de 70 años mide la probabilidad de una catástrofe mundial, se encuentra a solo 89 segundos de la medianoche, la posición más cercana al fin de la humanidad jamás registrada. Este inquietante avance, registrado en enero, responde a una combinación de factores críticos como el derretimiento de los polos, los enfrentamientos entre las grandes potencias y, sobre todo, la creciente alarma nuclear.
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Elvira Roca Barea | Un café con Alberto Herrera
La tensión ha escalado con las recientes declaraciones de líderes mundiales. El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha afirmado que ordenó al departamento de defensa "reanudar inmediatamente los ensayos con armamento nuclear" y ha insinuado que volverá a detonar bombas atómicas. Estas afirmaciones se produjeron horas después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, presumiera de haber probado con éxito un dron submarino de propulsión nuclear, creando lo que muchos describen como "el cóctel perfecto para la catástrofe".
El fantasma de la Tercera Guerra Mundial
Este escenario ha reavivado la pregunta sobre si podría estallar una Tercera Guerra Mundial. El propio Vladimir Putin confesó en un acto público que teme esta posibilidad y que "habría que buscar soluciones preferiblemente pacíficas". El temor es compartido por analistas geopolíticos, entre los que existe un consenso de que de aquí a 2035 habrá un grave conflicto en el que participarán las grandes potencias. La mitad de estos expertos cree, además, que se utilizarán armas nucleares.
Actualmente, solo nueve países poseen armamento nuclear. Por un lado, los cinco firmantes del Tratado de No Proliferación Nuclear (Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia y China), y por otro, India, Pakistán, Corea del Norte e Israel, que han desarrollado su propio arsenal. Sin embargo, su propósito principal no es el ataque, sino la disuasión.
Así lo explica Eduardo Zamarripa, teniente general del Ejército del Aire retirado y exjefe del estado mayor del mando conjunto de la OTAN. Según Zamarripa, "el arma nuclear, más que para hacer un conflicto en el cual no habría en absoluto ni vencedores ni vencidos, todos serían vencidos [...] está para la disuasión, que es precisamente para evitar que se produzca el conflicto". A su juicio, el arsenal europeo, con 515 ojivas entre Francia y Reino Unido, "es suficiente".
Todos serían vencidos, o todos seríamos, porque nos puede afectar, pero está para la disuasión"
Un escenario global más confuso
La escritora y doctora en literatura medieval, Elvira Roca, aporta una perspectiva histórica a la situación actual, comparándola con la Guerra Fría. Roca señala que "el sistema de bloques era razonablemente estable", ya que "todo el mundo sabía dónde estaba todo el mundo y cuál era su lado". En cambio, el panorama actual es mucho más complejo y volátil.
La filóloga describe la situación como "caminar sobre arenas movedizas", debido a la dificultad para definir a los contendientes. "Rusia es Rusia o Rusia es China. Y en el occidente están los Estados Unidos, ¿Estados Unidos es Estados Unidos o Estados Unidos y la OTAN?", se pregunta Roca, subrayando la sensación de inestabilidad que domina el panorama geopolítico.
Nos enfrentamos a un escenario muchísimo más confuso"
El futuro del Estado-nación
Para Elvira Roca, el fondo de la cuestión podría ser un cambio hegemónico y una crisis que va más allá de la democracia, afectando al propio concepto del Estado-nación como estructura política. La escritora sostiene que se está dirimiendo si los estados sobrevivirán frente a grandes poderes económicos como el "capitalismo globalista", una lucha que, según ella, ya libran a su manera China, Rusia y Estados Unidos.
A pesar de que el uso bélico de estas armas no parece inminente, el recuerdo de sus consecuencias es aterrador. El bombardeo de Hiroshima y Nagasaki en 1945 causó 230.000 muertos y más de 300.000 heridos por radiación. Hoy, la tecnología ha evolucionado de las bombas de fisión a las de hidrógeno (fusión nuclear), con una potencia que puede ser "mil veces más fuerte", lo que subraya la gravedad del resurgimiento de la amenaza atómica.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.