El primer sonido del día de Herrera en COPE

"Millones de personas en todo el planeta, pendientes de una chimenea"

Sergio Barbosa repasa los principales titulares en el primer sonido del día que marcarán la actualidad de este jueves 8 de mayo de 2025

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Son las seis, las cinco en Canarias.

¿Qué tal? Buenos días. Saludos de Sergio Barbosa en nombre de la gente que hace posible Herrera en Copa en este jueves 8 de mayo de 2025, un día que se presenta con lluvias en muchos puntos de España, especialmente en el centro peninsular, la costa mediterránea y el noroeste, sobre todo por la tarde. Ojo a las tormentas en la Comunidad Valenciana, donde tienen aviso naranja.

Además, bajan las temperaturas en el sur peninsular, el Bajo Ebro y Canarias. Bueno, atentos a la jornada que está comenzando, porque parece que el proceso de la purga de Benito y los arreglos del sistema de bipolares y frecuencias de la antena de Copa en Sevilla, todo ese lío técnico que yo no entiendo, porque soy de letras, pues eso ya parece que ha concluido más o menos y hoy, Carlos Herrera, por fin, podrá emitir para toda España, algo que está previsto para las 8 de la mañana. Algo en lo que, claro, algunos han querido ver la mano de la providencia, porque va a coincidir precisamente con un momento fundamental de la actualidad informativa, como es el cónclave para elegir a un nuevo Papa que ayer comenzó en el Vaticano. Ha sido una de esas veces, otra más, en las que la liturgia de la Iglesia ha sido aplastante, ha sido bella, ha sido inspiradora y ha subyugado a creyentes y no creyentes, porque ayer no había medio de comunicación que no estuviera pendiente de lo que estaba sucediendo en la Ciudad Eterna y en esas 44 hectáreas que conforman el Vaticano. Y entre esos medios de comunicación estaba, lógicamente, la cadena COPE, y con un despliegue a la altura de la ocasión.

Nuestros compañeros nos contaron el inicio del cónclave, asistimos al momento solemne de los juramentos de los cardenales, a cómo se pronunció una vez más la frase del extra omnes y cómo esas imponentes puertas de madera de la Capilla Sixtina se cerraron al mundo, dejando dentro a 133 cardenales electores, junto al maestro de celebraciones litúrgicas y al cardenal que les ofreció la meditación. Al final, incluso el cardenal que no estaba muy bien de salud y que se planteó enviar su voto desde la Residencia de Santa Marta, hizo el esfuerzo y acudió en tiempo y forma. Aunque es verdad que lo del tiempo fue lo que más llamó la atención, porque todo el proceso se retrasó sobre el horario previsto. Las puertas de la Capilla Sixtina se cerraron a las 5 y 46 minutos de la tarde y llegaron las 6, llegaron las 7, llegaron las 8, y el mundo seguía esperando el resultado de la única votación que estaba prevista para la tarde de ayer. Fíjense de lo que estamos hablando: millones de personas en todo el planeta, pendientes de una chimenea colocada sobre un tejado de tejas de arcilla, con una gaviota por ahí dando vueltas, que debe ser la gaviota más observada de la historia, sin que nadie en este mundo digital, en el loco mundo en el que todo se sabe al instante, tuviera la más mínima idea de qué estaba pasando debajo de ese tejado con esa chimenea y esa gaviota con afán de protagonismo. Una intriga que se convirtió en revuelo cuando el humo comenzó a salir de la chimenea de la Capilla Sixtina, justo cuando daban las 9 de la noche. Y tal y como se esperaba en esa primera votación de Danteo, el humo fue negro.

Hubo acuerdo en la primera votación, tal y como suele ser habitual en este tipo de ocasiones, de manera que pasamos al siguiente capítulo. Pasamos a este segundo día de cónclave, en el que están previstas dos votaciones por la mañana y otras dos por la tarde. Una fumata negra sobre las 12 del mediodía vendría a decir que no ha habido acuerdo en las dos votaciones de la mañana. Y lo mismo pasaría con la fumata de las 7 de la tarde. Eso en caso de que los cardenales fueran haciendo aproximaciones sin que el acuerdo acabase de llegar. Y eso, si las votaciones no se alargan, especialmente como pasó ayer. Y si ese acuerdo se produce, entonces la fumata blanca será la que lo cambie todo, la que anuncie que por fin tenemos Papa. Hoy, el cordón umbilical entre estos estudios centrales de COPE en Madrid y nuestros compañeros desplazados a Roma va a marcar el ritmo de la jornada. Y como les digo, hoy ya con Carlos Herrera dentro de un ratito.

Un día, por cierto, en el que por lo demás también habrá tiempo para analizar otras cuestiones de la actualidad. Como, por ejemplo, el pleno sobre el aumento del gasto en defensa que Pedro Sánchez aprovechó para hacer una mezcla de difícil digestión. Porque usted me dirá qué tiene que ver incrementar el gasto militar por la amenaza de Rusia y los malos modos de Trump con dar las debidas explicaciones sobre el apagón eléctrico que sufrió España el pasado 28 de abril. Sin embargo, como Sánchez es maestro en diluir unas cosas con otras, pues ayer se las apañó para pasar de puntilla sobre la contradicción de que acelera el objetivo de invertir el 2% del PIB en defensa cuando no hace mucho en Moncloa montaron en cólera porque el secretario general de la OTAN adelantó que España iba a acelerar el objetivo del 2% del PIB. Fue una de esas veces en las que el gobierno ha ocultado la realidad a la sociedad española y ha montado un falso drama, acusándolos de mentir, y todo para que al final se confirme que la verdad o la realidad no estaba del lado de lo que decía Moncloa. Y encima, como saben, sin votar ese plan, simplemente se pasó por el Congreso para informar de lo que hay. En todo caso, lo más significativo estuvo en lo que el presidente del Gobierno tuvo a bien informar sobre el apagón, más que nada por la falta de información, porque más allá de ofrecer detalles vagos como lo que ya contó la vicepresidenta Aegesen de que las perturbaciones comenzaron 19 segundos antes del apagón, Sánchez lo que vino a decir fundamentalmente es que siguen sin saber qué pasó y, además, que van a tardar meses en conocerlo y que, entre tanto, solo pretende ofrecer a los españoles la típica demonización del enemigo de turno con el que desvió la atención y esta vez le ha tocado a las centrales nucleares.

Sánchez, como buen populista, vuelve a hacer la típica trampa de los populistas: primero busca un enemigo y luego plantea las cosas como un dilema disyuntivo. Dice Sánchez que es una gigantesca manipulación acusar a las renovables del apagón y tiene razón. Aquí nadie con dos dedos de frente puede oponerse a que las renovables nos liberen de la dependencia del gas y del petróleo de otros países, si eso es compatible con no tener riesgo de apagones. El problema es que es Sánchez el que hace aquello que luego critica. Es Sánchez el que presenta esto como una guerra entre renovables y nucleares. Es Sánchez el que se empeña en abusar de la conjunción disyuntiva para plantear esto como un "renovables o nucleares", y lo que está diciendo la gente con sentido común es "renovables y nucleares", es decir, hay que cambiar la conjunción disyuntiva con la que los populistas lo plantean todo por la conjunción copulativa. No es una cosa o la otra, sino las dos. Pero al populismo ya se sabe que le gusta simplificarlo todo para que las posturas puedan ser más radicales. Luego lo que les digo es absolutamente incomprensible: que un presidente del Gobierno se presente a un debate en el Congreso para informar sobre algo tan grave como el apagón masivo y que transmita a la sociedad española que, una semana después, más de una semana después, los que nos gobiernan siguen sin saber qué ha pasado y que así van a estar meses. Eso es generar una incertidumbre a los españoles que es incompatible con un país moderno. Si tú no sabes por qué ha pasado el apagón, estás diciendo que el apagón puede volver a suceder en cualquier momento, a no ser que quieras hacer el ridículo, a no ser que quieras decir que no sabes lo que pasó pero que estás seguro, segurísimo, de que no volverá a pasar. Es decir, o no tienen ni idea y esto es un drama, o si lo saben, pero no lo quieren decir porque no les conviene, porque les desmontaría el fanatismo renovable, con lo cual más que un drama estaríamos hablando de un escándalo. Porque un país no puede estar con la sensación de que puede sufrir un apagón masivo en cualquier momento y que cada apagón nos va a costar seis meses de investigación. Un apagón que, por cierto, costó cinco vidas humanas y a eso se refirió el presidente del Gobierno haciendo una comparación un tanto forzada.

Desde luego, los familiares de las cinco personas que perdieron la vida como consecuencia del corte del suministro eléctrico no se encontrarán mucho consuelo en esa comparación que dice que el cambio climático cuesta la vida a ocho mil personas en España, como si una cosa tuviera mucha relación con la otra. Estamos tan metidos en esta lucha ideológica que no somos capaces de tener un debate sensato y centrado. Y lo del caos ferroviario del pasado domingo-lunes, pues tres cuartos de lo mismo: pocas explicaciones y mantener viva la teoría del sabotaje. Que el tiempo dirá si fue sabotaje o robo, pero airear la teoría del sabotaje de la manera que lo ha hecho el Ministerio de Transporte solo contribuye a fomentar la idea de que en España estamos desprotegidos. La sensación de que el Gobierno está superado y no sabe mantener el funcionamiento de los servicios básicos o que realmente aquí, cualquier día, puede suceder un apagón o un caos ferroviario sin que el Ejecutivo haga gran cosa. Porque como no sabemos por qué se producen los apagones, o nos pueden robar el cobre en los kilómetros de línea que no se vigilan, pues oye, a fastidiarse, se ha dicho. Es, ya les digo, desde luego una sensación de estupor la que dejó ayer la comparecencia del presidente en el Congreso. Y como este país nuestro no baja el pistón en ningún momento, pues la Comunidad de Madrid ya ha denunciado ante la Audiencia Nacional la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera que aprobó el cupo catalán en contra del criterio de la mayoría de territorios que se van a ver perjudicados ante ese privilegio económico para Cataluña. Y el juez Peinado tampoco se ha querido morder la lengua ni dejar de investigar al Gobierno, a pesar de los ataques frontales del propio Ejecutivo.