"Lo inverosímil no es Puigdemont, sino que Pedro Sánchez se prestara en su día a iniciar una legislatura atado a semejante personaje"

El director de 'Herrera en COPE' analiza la decisión de Junts de romper con Sánchez, así como del anuncio de elecciones anticipadas en Extremadura 

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Señoras, señores, me alegro. Buenos días. ¿Qué tal, hombre? ¿Qué tal? ¿Cómo están? ¿Cómo va eso?

A las 8 de la mañana, a las 7 en Canarias, de un martes, 28 de octubre del 2025, que como le contábamos a las 6 y a las 7, hasta lo más inverosímil que uno puede imaginar acaba convertido en rutina si se repite demasiadas veces en el tiempo.

Hoy inevitablemente hay que hablar de Carlos Puigdemont y de la ruptureta o la rupturita.

Ya nos aventuramos ayer a adelantar que Puigdemont iba a romper para no romper y va a dejar de apoyar a Sánchez, pero sin subirse a una moción de censura. O sea, como dejar a Sánchez en el rincón de pensar.

Miren, no le den muchas vueltas. Puigdemont es un chantajista profesional y alguien que se ha educado en la cultura del victimismo. Les conozco bien. He convivido con alguno de ellos durante mucho tiempo. Es cosa tan propia de los supremacistas catalanes eso de considerarse superior e inferior al mismo tiempo. O sea, mirar por encima del hombro a los demás, pero al mismo tiempo tener manía persecutoria. Eso debe tener alguna, yo no sé, psicología debe tener algún nombre.

Y luego tienen otra enorme contradicción interna que condiciona toda su psicología: que son adictos al simbolismo. Y luego son también tremendamente pragmáticos, ¿no? Les gusta mucho soñar, pero luego la pela es la pela. Ojo con el duro. Y el duro y la revolución pues son incompatibles.

Por eso la gente de Junts son un quiero y no puedo. Lo inverosímil no es Puigdemont, que se convirtió siempre ya en previsible. Aquí lo inverosímil es que Pedro Sánchez se preste a iniciar, se prestara en su día a iniciar una legislatura atado a semejante personaje. Ya ha llegado hasta aquí y pretenda continuar adelante como si no hubiera pasado nada.

¿Ustedes se acuerdan de aquella famosa frase de Adolfo Suárez que era “vamos a elevar a la categoría política de normal lo que en la calle es simplemente normal”? Una frase creo que de Fernando, que se la preparó Fernando, y Adolfo la convirtió en un lema fundamental de su política.

Pues salvando las enormes distancias, lo de ayer de Puigdemont es algo parecido. Vamos a hacer oficial a nivel parlamentario lo que ya era habitual. Junts había votado muchas veces contra el gobierno, especialmente contra las propuestas que llevaba Yolanda Díaz y tal y que cual. Lo único que aporta la intervención de ayer es la oficialidad de dar carta de naturaleza a esa ruptura que ya se vivía en sesiones parlamentarias y que desde los medios venimos denunciando sistemáticamente.

Ya no hay mayoría de gobierno. Oiga, que esto no puede seguir así. No hay mayoría de gobierno. Aquello que argumentaba Pedro Sánchez, somos más y hay una mayoría que a mí me elige para que yo... No, ya no. Mentira, no.

¿Qué razones dio ayer Puigdemont? Que no se ha cumplido lo pactado en las reuniones de Suiza y en la investidura y sacó su larga lista de agravios. Y dice que el PSOE no es un socio leal porque ha escogido al PP para arrebatarle la alcaldía de Barcelona.

De lo único que no habló ayer Puigdemont es lo que de verdad le quita el sueño: el ascenso de la Alianza Catalana de Silvia Orriols.

Y ahora, bueno, pues el peso que han hecho es tirar de estas cosas que hace el loro park de ministros, de ministrillos, de personajillos de cuarta. Ahí tienen un bloque de argumentario que se los pasa todos los días la Moncloa. Yo no sé, estos tíos tendrán algún otro tío o alguien que ande por ahí y que les pueda matizar. No, no, todos dicen lo mismo. Mano tendida, escúchenlo porque es que es muy divertido. 

Bueno, sois unos loros. Es que ninguno tiene originalidad, hombre, para decir “vamos a tender la mano” en lugar de “mano tendida”. Ah, os pasan el argumentario y bueno, mano tendida, mano tendida. Con Junts tenemos algunos altibajos, dice, como las parejas tóxicas. Ahora resulta que Puigdemont se les ha independizado. Qué ironías tiene la vida. Qué ironía.

Bueno, vamos a ver, hay quien desprecia la decisión de Junts porque no supone la caída del gobierno. ¿Por qué? Porque no lleva una moción de censura aparejada. Es cierto, hombre. Desde luego, quien menos quisiera ir a una moción de censura me da a mí que era el propio Alberto Núñez Feijóo.

Pero la situación política española queda absolutamente bloqueada. No hay mayoría de gobierno, pero tampoco hay mayoría para derribar el gobierno. Dice: “No, hombre, votaríamos que sí alguna cosa que beneficiase mucho a Cataluña”. 

Desde luego, esta ley que hoy quiere aprobar el Consejo de Ministros de enjuiciamiento, la nueva ley que va a dar la instrucción a los fiscales, que quiere prohibir las acusaciones populares y particulares para ver si de alguna manera desbaratan todo lo que ahora mismo está llevando a esta familia Sánchez Gómez y algunos más a los juzgados. Bueno, pues no va a salir, no va a salir, claro, porque todo está bloqueado.

La decisión no tendrá consecuencias institucionales —digo la de Puigdemont—, pero las tiene políticas. Da la puntilla al cuento ese de la mayoría social progresista. Quienes apoyan a Sánchez ya no son ni mayoría ni, bueno, lo de progresista me da la risa, ni social. Y se acabó el paripé de que iban a presentar presupuestos. No hay mayoría. Fin del cuento. La ley de enjuiciamiento criminal. Como les digo, absolutamente nada.

Y luego la situación le es imposible para Sánchez, pero deja una situación imposible también a los socios de Sánchez. Ayer lo contaba Emiliano García Page en este programa. A todos, salvo a Bildu, el negocio les ha salido fatal en términos electorales. Una vez que Puigdemont ha levantado el velo de manera oficial, se ve que no solo va desnudo Sánchez, también van desnudos los palmeros.

Esta fue una legislatura que nunca debió empezar. El pacto con un golpista fugado siempre será un pacto contra natura de cualquier principio democrático. Solamente un tipo sin escrúpulos, sinvergüenza, lo puede llevar a cabo Sánchez. Y esto ha servido para sacar adelante una ley de amnistía inconstitucional y divisiva y para radicalizar a un sector de la derecha que no parece que contribuya a dar estabilidad a la política española.

¿Sirve para algo Vox? La prueba está en Extremadura. Ayer, como había anunciado la presidenta de la comunidad, María Guardiola, se convocó elecciones para el 21 de diciembre. ¿Por qué? Porque no puede aprobar los presupuestos. Bueno, la decisión es impecable en sí misma y existe razón democrática. Cuando a uno le tumban unos presupuestos por una pinza PP-Vox, pues convocas elecciones.

Los socialistas están en un momento muy delicado en Extremadura con el escándalo por el enchufe del hermano de Sánchez de la Diputación y el patético Gallardo este, acusado de fraude de ley en su aforamiento exprés, y la presidenta tiene una bandera electoral con su campaña contra el cierre de la central de Almaraz. Eso hay que también considerarlo. Tiene el apoyo de la dirección del partido y esto, hombre, desinfla lo del Superdomingo electoral con Castilla, con Andalucía, en fin, ya veremos qué pasa en Aragón. Además, que la situación es muy similar a la de Extremadura.