"Hoy es el día en el que Perpiñán acoge la feria del chantaje con los mejores productos en victimismo y amenazas de baja intensidad"

El director de 'Herrera en COPE' habla sobre la reunión en Perpiñán de Puigdemont con la ejecutiva de Junts, así como del papel del expresidente catalán en la política española

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Señoras, señores, me alegro. Buenos días. ¿Qué tal? ¿Cómo les trata el lunes? Lunes 27 de octubre de 2025. Ya son las 8 de la mañana, las 7 en Canarias

Hoy es un día, pues miren ustedes, que en primer lugar nos envía en este amanecer lo que ha sido noticia en la noche en Argentina: las elecciones legislativas en aquel país, que tienen de particular que, de esas elecciones, seguramente en muchas ocasiones no les hemos informado o no les hemos dado razón. Bueno, pues porque el pronóstico que decía que iba a ser duramente sancionado Javier Milei no solo no se ha cumplido, sino que ha sido lo contrario. 

Ha saltado la sorpresa y ha logrado una victoria aplastante en estas elecciones que no son presidenciales, son legislativas, como ocurre en Estados Unidos de medio término. Ha ganado con el 40% de los votos. Es un porcentaje que ya lo quisiera cualquier gobernante de un país en ejercicio, y también victorias en Buenos Aires, de donde venía de perder.

Y además contaba, fíjense, varios escándalos. El que protagonizó su hermana, el candidato a Buenos Aires... Pues no, un éxito rotundo. Y eso, ¿qué quiere decir? Que el deterioro del peronismo, que sigue secuestrado por un personaje funesto como Cristina Fernández de Kirchner, se paga en las urnas. Hombre, luego también el apoyo incondicional de Donald Trump, que le concedió un crédito de 20.000 millones de dólares condicionado a la continuidad de Milei, que yo me imagino que eso también ha pesado un poco.

Bueno, pues hoy es el día en el que Perpiñán acoge la feria del chantaje con los mejores productos en victimismo, amenazas de baja intensidad y todo lo que ya conocemos del fugado Puigdemont. El año que viene va a cumplir una década desde que este personaje personificó —no fue él solo, lo dieron unos cuantos más, que por cierto fueron a la cárcel—, protagonizó un golpe de Estado contra la democracia española y, curiosamente, todavía sigue marcando la agenda de nuestro país.

En gran parte gracias a la ambición sin escrúpulos de Sánchez, que lo rehabilitó políticamente porque le interesaba. ¿Para qué? Para sostener su investidura. Esa es la verdad. O sea, vivimos pendientes de Puigdemont, porque de Puigdemont depende toda la política española. De él depende que se aprueben leyes o que no, que haya presupuestos o no, que prosperen iniciativas o que todo siga bloqueado. 

Es Sánchez quien ha convertido a este delincuente en el gran decisor de la política española y esto nos obliga a todos a estar pendientes de sus ocurrencias. Y entonces, con el gobierno paralizado, con los verdaderos problemas de la sociedad española sin solucionar, ahí todo. Pedro Sánchez pendiente de la penúltima situación de Puigdemont en el sur de Francia, que hoy nos contará sus planes. Desde Junts han querido darle mucha trascendencia a todo esto, pero bueno, la montaña seguramente parirá un ratón. Hace tiempo que Junts ha dejado de apoyar al gobierno.

Las derrotas parlamentarias de Sánchez se cuentan por decenas. Por lo tanto, esa ruptura parlamentaria ya es un hecho. ¿Cómo se rompe cuando ya ha roto? La ruptura que sería real sería una moción de censura. Eso no va a ocurrir, no se va a producir. 

No es tanto el problema, no es tanto la insatisfacción de Junts con Sánchez como la insatisfacción de las bases de Junts con Puigdemont, que llevan 10 años sometidos a las estrategias de un fugado que vive en Waterloo, mientras en Cataluña los cargos de Junts ven cómo la tierra se abre bajo sus pies, cómo el PSC les muerde, por un lado, la tal Sílvia Orriols por otro, y no tocan poder, no gestionan presupuestos y han quedado pillados en la telaraña de Sánchez, de la que ahora no saben salir. Y Puigdemont sigue sin poder venir a España.

El catalán no es lengua oficial en Europa. Las fronteras siguen vigiladas por fuerzas de seguridad del Estado y todo aquello que Junts pelea en Madrid lo rentabiliza porque es el que gobierna la Generalidad.

O sea, un negocio ruinoso, y de ese negocio cuesta mucho salir. Aquí hay quien dice que Puigdemont tiene la decisión tomada de romper con Sánchez, mientras que hay un sector liderado por el indultado Turull que apuesta por seguir dialogando. Ya lo veremos, lo veremos seguramente entre hoy y mañana. Hay una cierta inquietud en Moncloa, pero bueno, no se va a producir la moción de censura. O sea, que de momento, de momento ya veremos. Ayer Pedro Sánchez estaba en León; no se le veía muy preocupado por los aspavientos de Puigdemont.

El objetivo inmediato de este hombre, de Sánchez —que él solamente tiene objetivos inmediatos—, es pasar esta semana la comparecencia ante el Senado, porque ahí se le acumulan cuestiones que interpelan a su responsabilidad en escándalos: en la imputación de su mujer y de su hermano, en el procesamiento del fiscal general, las andanzas de la cloaca esta de Leire Díez en nombre del Partido Socialista, las corrupciones de Ábalos y Koldo, el encarcelamiento de antes Cerdán y luego la sospecha sobre la financiación irregular del PSOE. Todas estas cosas sí que tienen a este hombre realmente preocupado.

Hoy cuenta El Debate que el anterior gerente del PSOE, Mariano Moreno, que este miércoles estará en el Supremo, declarará ante el Supremo, se llevó una copia de la contabilidad del partido donde están los pagos en metálico que se realizaron durante su etapa. Y también formateó su ordenador corporativo para no dejar rastro de sus gestiones. Vaya por Dios, a los socialistas se les acaba de aparecer hasta el fantasma del ordenador de Bárcenas. Qué bueno. Y qué cosas estaría diciendo el PSOE si solo la mitad de estos escándalos que le acabo de enumerar los protagonizara el Partido Popular. ¿Cómo estarían las calles?

Pero oiga, no, las calles las llena la izquierda en una campaña descarada de acoso a gobiernos autonómicos del Partido Popular. Ayer se vio en Andalucía, donde, a cuenta del problema que se ha registrado con los cribados del cáncer de mama, la izquierda ha lanzado una campaña de acoso contra Juanma Moreno

Los manifestantes de ayer pedían responsabilidades políticas. Bueno, responsabilidades políticas se han asumido cesando a la consejera de Sanidad. La Junta de Andalucía ha convocado a las asociaciones para informarles del protocolo, pero es que esas asociaciones no quieren saber nada de ese protocolo. Esas asociaciones tienen una voluntad de intervención política.

Es una apestosa operación política que nada tiene que ver con las señoras afectadas por el fallo en los cribados. Y en Valencia, en vísperas del aniversario de la DANA, se está reviviendo la campaña para exigir la dimisión de Mazón, presidente de la Generalidad. El jueves se celebrará en Valencia un funeral laico —que yo no sé lo que es un funeral laico—. Será una ceremonia de algún tipo laica en recuerdo de las víctimas. Reyes, Pedro Sánchez, que después de huir de Pinedo no acudió al auténtico funeral que se celebró allí.

En cualquier caso, un año después de la tragedia, lo prioritario es recordar a las víctimas, acompañar a las familias, dejar la política —la politiquería, que es algo peor— al menos durante el duelo. Y luego las exigencias de responsabilidades. Carlos Mazón no tiene el ambiente de cara, eso está claro. Y el PP tiene un dilema: provocar o no su caída antes o no de unas elecciones en la Comunidad Valenciana. Es un dilema de muy difícil solución, pero bueno, a algunos les pagan por pensar esas cosas.