Ricardo Calleja, profesor de Ética: "Una de las cosas que los antropólogos dicen que identifica a la especie humana es que hacemos enterramientos"
El rito de velar a los fallecidos es un pilar antropológico que nos define como especie, una costumbre ancestral que va más allá de la higiene o la psicología
Personas visitan el cementerio de caballos imperiales en la Reserva-Museo Tsárskoye Seló, en San Petersburgo
Madrid - Publicado el
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La devolución de los cuerpos de los rehenes por parte de Hamás, uno de los puntos clave del frágil acuerdo de paz en la región, ha puesto de manifiesto una costumbre universal: la necesidad de honrar a los muertos. Este hecho ha sido el punto de partida para un análisis en el programa 'Herrera en COPE', donde Jorge Bustos, en la sección ‘Laboratorio de ideas’, ha preguntado al profesor de Ética Ricardo Calleja por la importancia de este rito ancestral.
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Un rito que nos hace humanos
Según ha explicado Calleja, el entierro de los muertos es una de las prácticas que, según los antropólogos, identifica a la especie humana. Aunque a menudo se atribuye a razones higiénicas, el profesor señala que los primeros enterramientos se hacían en las propias viviendas. También existe una razón psicológica, al entenderse como un ritual social que ayuda a procesar el duelo.
Sin embargo, para el experto existe una razón "mucho más profunda". Culturalmente, el ser humano se resiste a ver el cadáver como un simple objeto o, en palabras de Baudelaire, "carroña". Tal y como ha afirmado Calleja, "para el ser humano el cadáver es sigue siendo, de alguna manera, alguien y no solamente algo".
Para el ser humano el cadáver es sigue siendo, de alguna manera, alguien y no solamente algo"
Profesor de Ética
De Antígona a las leyes de la guerra
Esta costumbre demuestra que no solo somos materia y ha estado presente en todas las civilizaciones. Ricardo Calleja ha recordado que el respeto a los muertos es un pilar en los textos fundacionales de nuestra cultura, como en "Antígona", que desafía las leyes para enterrar a su hermano, o en "la Ilíada", con el ruego de Príamo a Aquiles para recuperar el cuerpo de Héctor.
Esta veneración no se limita a la literatura. En la cultura cristiana, "enterrar a los muertos es una obra de misericordia", y en los ordenamientos jurídicos actuales, "el trato a los muertos, los enterramientos, pues son una obligación incluso en el derecho de guerra", ha añadido el profesor.
El cementerio de Torrero tiene más de 190 años de antigüedad.
El valor de la tumba en el mundo moderno
En la parte final de su intervención, Calleja ha abordado la creciente popularidad de la cremación, una práctica antes prohibida por la Iglesia al considerarse un gesto de "falta de fe en la resurrección". Aunque hoy está aceptada, el ético defiende el valor simbólico de la sepultura como lugar de memoria.
Frente a la opción de esparcir las cenizas, ha argumentado que la tumba cumple un papel cultural fundamental. "La tumba le da un lugar al muerto dentro de nuestra casa, dentro de nuestra ciudad. Es el lugar al que siempre podemos volver", ha destacado, refiriéndose a ella como el espacio para la "presencia del ausente".
La tumba le da un lugar al muerto dentro de nuestra ciudad"
Profesor de Ética
Finalmente, Calleja ha recordado al filósofo de la historia Giambattista Vico, quien identificó tres costumbres comunes a todas las civilizaciones a lo largo de la historia: la celebración de matrimonios, la práctica de alguna forma de religión y el entierro de los muertos. Un pilar que explica por qué su respeto es un punto tan importante en cualquier acuerdo de paz.
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