Diego Garrocho, filósofo: "La guerra cultural hay que hacerla como cuando uno va a ligar: no lo cuentes, no lo adelantes y hazlo de manera sutil, porque si es demasiado grotesco, acaba perdiendo el efecto"
Garrocho hace esta reflexión tras el mensaje de Elon Musk, que llama a boicotear Netflix por una serie infantil
El filósofo Diego Garrocho
Madrid - Publicado el
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El reciente llamamiento de Elon Musk a cancelar la suscripción a Netflix ha puesto de nuevo sobre la mesa el concepto de guerra cultural. El influyente empresario, con más de 226 millones de seguidores, pidió un boicot contra la plataforma por la serie de animación 'Dead End: Paranormal Park', a la que acusa de promover la ideología transgénero entre niños de más de siete años.
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La guerra cultural, por Diego Garrocho | Laboratorio de Ideas
Esta controversia, que ha provocado caídas en las acciones de la compañía, ha sido el punto de partida para el análisis del filósofo Diego Garrocho en ‘Laboratorio de ideas’ del programa 'Herrera en COPE'.
¿Qué es la guerra cultural?
Lejos de ser un conflicto bélico convencional, la guerra cultural es una lucha por la hegemonía de las ideas. El filósofo Diego Garrocho explicó que el término, acuñado originalmente en Alemania como 'Kulturkampf', fue desarrollado por el pensador marxista Antonio Gramsci.
Según Gramsci, "para triunfar en política es necesario primero generar un clima espiritual o cultural que haga posible ese triunfo". En esencia, se trata de una batalla para que un conjunto de valores e ideas se convierta en el dominante en una sociedad, precediendo así al dominio político.
Para triunfar en política es necesario primero generar un clima espiritual o cultural que haga posible ese triunfo"
Filósofo
La cultura como campo de batalla
Esta pugna se libra principalmente en las industrias culturales y creativas. Garrocho señala que productos como la literatura, el cine o la televisión no solo describen la realidad, sino que "prescriben cómo deberían ser" los modos de vida o las familias.
Puso como ejemplo la Transición española, donde series como 'Turno de oficio' de Antonio Mercero "servía para alfabetizar democráticamente a los españoles". De esta forma, el arte y el entretenimiento se convierten en vehículos para asentar determinadas causas políticas o ideológicas.
¿Quién va ganando en España?
A la pregunta de quién vence en esta batalla, la respuesta es paradójica, ya que tanto la izquierda como la derecha perciben que el otro bando tiene ventaja. Garrocho recordó la tesis de Andrés Trapiello de que, tras la Guerra Civil, "la izquierda republicana pierde la guerra, pero gana las letras".
Si bien el PSOE logró una notable hegemonía cultural en las décadas de los 80 y 90, el filósofo apunta a un reciente giro conservador. Este cambio se manifiesta en la reivindicación de símbolos como los toros o la Semana Santa y en el imaginario de artistas como C. Tangana o Rosalía.
La izquierda republicana pierde la guerra, pero gana las letras"
Filósofo
Finalmente, el filósofo advirtió sobre las contraindicaciones de llevar esta batalla al extremo. La obsesión por la guerra cultural puede volverse contraproducente cuando se hace "demasiado explícita".
Garrocho concluyó con una llamativa metáfora: "La guerra cultural hay que hacerla como cuando uno va a ligar, es decir, no lo cuentes, no lo adelantes, hazlo de manera sutil, porque si es demasiado grotesco acaba perdiendo el efecto".
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.