Un joven en silla de ruedas va a comprar y cuando aparca no puede creer lo que se encuentra: "No se encoge de hombros"

Es la 'Historia del Día' que nos cuenta María José Navarro este miércoles

Redacción Herrera en COPE

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Pablo Tovar se fracturó la vértebra 5 en un accidente de moto y ahora sabe bailar sevillanas en silla de ruedas.

Pablo decidió que no merece la pena disgustarse mucho porque el malestar, si se perpetúa, se cronifica. Y así va por la vida, tratando de que las personas con discapacidad sean visibles.

Visibles, por ejemplo, para que no aparquemos en las plazas que son específicas para ellos. Hay personas que no respetan esos límites, pero Pablo no se encoge de hombros sin más. Pablo es de los que reclaman por él y por los demás.

Porque, el problema no es que Vd o yo aparquemos en un lugar que se guarda específicamente para la gente con movilidad reducida y nos multen o venga la grúa. Lo importante aquí es que aún nos falta pensar en las personas que necesitan esos espacios para aparcar, sacar su silla, subirse. La prioridad no somos los demás. Son ellos y sus circunstancias.

Plaza de aparcamiento para personas con discapacidad

Así que la próxima vez que se nos pase por la cabeza aparcar en una de sus plazas, pensemos en Pablo Tovar, este psicoterapeuta que no está dispuesto a callarse y que va a llamar a todas las puertas para defender los derechos de sus iguales.

Y menudo es Pablo y cómo baila sevillanas Pablo...

 Lleva a su hija a la Feria de Abril de Sevilla y el gesto que tiene una mujer al cruzarse con ellas incendia las redes: "Ya está bien, hombre"

Carolina, como Pablo, también acudió a la Feria de Sevilla. Llevaba un vestido de gitana rojo, precioso, y su tocado de flores de cuatro colores en lo alto.

Carolina ha ido al ferial, con su gran aliada: su silla de ruedas. 

Porque Carolina padece ataxia, un daño en el cerebelo, que es la zona del cerebro que ayuda a controlar el equilibrio, los movimientos de los ojos, la acción de tragar y el habla. Es decir, padecerla, provoca descoordinación en muchas partes del cuerpo.

Pues Carolina tiene un mensaje para esa señora malaje que se quejó de que “la niña fuera en silla de ruedas” y que tiene todo el derecho del mundo a divertirse como los demás.

Hay una señora en la escena que dice “ya está bien, hombre”. Es la madre de Carolina, la madre que quiere que su hija haga una vida normal, lo más normal posible, y que tenga posibilidades, y futuro, y que sea feliz, y que sea incluida sin problema en las fiestas y en las oportunidades.

Hay muchas Carolinas en el mundo y se merecen poder. Poder elegir como los demás. Porque los demás, no lo olviden, podemos ser en algún momento Carolina.