"El sanchismo está en fallo multiorgánico por una mezcla de corrupción, bloqueo parlamentario y machismo encubierto"

Jorge Bustos señala las contradicciones en las palabras de Pilar Alegría sobre Paco Salazar y destaca las críticas de Susana Díaz

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 La pregunta ahora es, ¿será Extremadura el primer epicentro de una ola electoral que tendrá réplicas en otras autonomías hasta llegar a la Moncloa? En Aragón, por ejemplo, podría registrarse otra de esas réplicas electorales. Y como a Pilar Alegría ahora le viene fatal ir a elecciones allí con todo el escándalo Salazar salpicando a su amiga de mesa y mantel, pues se ha adelantado a ofrecer los votos del socialismo aragonés a Azcón para aprobarle el techo de gasto. Menudo bandazo este, de negarle el aplauso a Lamban porque el PP le da un premio póstumo a apoyarle el paso previo a los presupuestos. Me temo que no están los estrategas de Ferraz en su mejor momento. 

Me hago otra pregunta: ¿van a votar los extremeños en clave autonómica o aprovecharán la cita para ejercer el castigo o para sobre los escándalos que lastran las siglas del Partido Socialista? A ver, yo supongo que cada extremeño tendrá sus razones para ir a votar. Algunos votarán porque les gustan las medidas de un programa, otros votarán por ideología, otro por simpatía hacia el líder y otros para que no gane el rival, que esto es muy español y mucho español, que diría don Mariano.

Pero lo indiscutible es que hay dos partidos, dos, que están haciendo todo lo posible por nacionalizar la campaña extremeña. Esos partidos son Vox y PSOE. Abascal y Sánchez se están involucrando personalmente en los mítines, están comprometiendo su imagen y eclipsando adrede a sus respectivos candidatos territoriales. En el caso de Vox, por desconocimiento del candidato y en el caso del PSOE por procesamiento del candidato. Gallardo, alias 'Aforator', alias 'El niño de la katana', por todas las cabezas que cortó para intentar aforarse. Bueno, pues como esto es así, el resultado de las elecciones extremeñas va a servir para medir legítimamente el liderazgo tanto de Sánchez como de Abascal, porque son ellos los que están concurriendo al examen.

El Partido Popular, en cambio, tiene otra estrategia porque no necesita que Feijóo se prodigue a todas horas por Cáceres, Mérida o Badajoz, aunque lo termine haciendo, porque el PP sí tiene un discurso autonómico propio y líderes fuertes en todos los territorios. En Extremadura, la candidata del PP es la presidenta de la región y, en la encuestas, María Guardiola ronda cerca de la mayoría absoluta, aunque lo sigue teniendo difícil para alcanzarla. Claro que no tan difícil como Miguel Ángel Gallardo, que ayer visitó el hombre un mercadillo de Zafra y la verdad es que las imágenes parecía el protagonista de un cuento de Charles Dickens repartiendo claveles rojos a los tenderos, hablándoles del dinamismo y de “ánimo”, se iba como autoconvenciendo a sí mismo de que sí se puede.

Ojo, porque el candidato socialista puede estar poniendo en práctica una técnica revolucionaria que consiste en el voto por pena. Como es el peor candidato de la historia de la democracia del 78, igual consigue movilizar la compasión del electorado. Es como el feo del baile que al final se lleva el beso de la chica mona por una mezcla de insistencia y compasión.

 Caso Salazar  

Otro que aspiraba a robar besos, pero no por pena, sino por acoso, era Paco Salazar, el asesor áúlico de Pedro Sánchez, el protegido del presidente, de la vicepresidenta y de la portavoz, con la que se le vio almorzando como dos buenos amigos de toda la vida. Y no lo digo yo, lo dijo la propia Pilar Alegría hace solo un mes.

El problema de este caso estriba precisamente en el ámbito personal al que aludía la ministra portavoz, concretamente en la personalísima forma que tenía este amigo y protegido vuestro de tratar a sus subordinadas. Y aquí la dirección del partido más feminista de la historia no se ha movido hasta que la prensa de izquierdas aireó el contenido de las denuncias de acoso y las maniobras de Ferraz para cerrar en falso la crisis. Y, ahora sí, un mes después, con el escándalo fuera de control y con Pedro cesando a la mano derecha de Salazar para intentar un cortafuegos, ahora sí Pilar Alegría cambia radicalmente el tono con el que alude a su viejo amigo Paco.

Ni repulsa absoluta ni absoluta diligencia, ministra, porque acabamos de oír lo que decía hace un mes solo usted de su compañero de mantel y acabamos de enterarnos por las propias denunciantes de que ustedes metieron sus en un cajón durante 5 meses a ver si escampaba. ¿Por qué? Porque Paco era mucho Paco, era un hombre del presidente. Era el fontanero del Ayuntamiento de Dos Hermanas, el feudo socialista donde arrancó la campaña de las primarias en las que Pedro Sánchez batió a Susana Díaz. ¿Y quién organizó aquel mitin fundacional en Dos Hermanas? El señor Francisco Salazar, Paco para los amigos del Peugeot, que lo ficharon inmediatamente para llevárselo a la Moncloa con Koldo, Ábalo y Cerdán, porque Dios los cría y Pedro los junta.

Y ayer precisamente Susana Díaz le concedió una entrevista a mi compañera Pilar García de la Granja en Mediodía COPE donde explicaba que “cuando algo se comete reiteradamente en distintas causas es que está fallando gravemente el sistema”.

Está claro el razonamiento de Susana, ¿no? Cuando un error se comete reiteradamente, no son no son fallos aislados. Es el sistema entero lo que falla. Y donde Susana dice sistema hay que entender sanchismo. Ese es el sistema que está en fallo multiorgánico por una mezcla de corrupción, bloqueo parlamentario y machismo encubierto.

Netflix y Paramount, a por Warner: “El entretenimiento audiovisual es el petróleo del siglo XXI"

Definitivamente, acaba de estallar la guerra de las plataformas.

El pasado viernes, Netflix se lanzó a comprar a un gigante de la comunicación como Warner Bros. y a la joya de la corona de Warner Bros., que es la plataforma HBO. HBO, que dicen los que tienen más tarifas… bueno, la oferta que hizo Netflix es mareante: 83 mil millones de dólares.

Además, la operación suponía asestar un golpe directo a uno de sus competidores: Paramount, que es propiedad de los Ellison, de papá Ellison y del niño, el niño Ellison. Es una familia que nada en piscinas de billetes, o en tanques marinos de billetes de 100 dólares. Y tiene amigos íntimos tan influyentes como Donald Trump. Ojo con este dato.

Bueno, los Ellison, padre e hijo, llevaban ya tiempo detrás de Warner, y al ver cómo Netflix les adelantaba por la derecha con el objeto de sus deseos, pues se han calentado y han decidido tirar la casa por la ventana. Acaban de lanzar una contraoferta, una opa hostil más mareante todavía, para reventar la operación de Netflix. Los Ellison —no sea la Paramount— ofrecen 108 mil millones de dólares por Warner y todos sus servicios.

Y te preguntarás: ¿pero por qué se alcanzan cifras tan altas en este sector de las pelis, que además dicen que está saturado? Pues hay que tener en cuenta varios factores.

El primero es que ahora mismo el entretenimiento audiovisual se podría considerar el petróleo del siglo XXI. Hablamos de millones de usuarios en todo el mundo, mejor dicho, de miles de millones de suscriptores que pagan religiosamente una cuota mensual y que además son un target perfecto para colocarles anuncios de publicidad… a no ser que paguen más para evitar esa publicidad.

Para que te hagas una idea del negocio, solo en España casi siete de cada diez hogares —siete de cada diez— tienen o tenemos alguna plataforma streaming, y la mayoría están o estamos suscritos a dos o a más de dos. Y claro, estas plataformas han cambiado la manera de consumir televisión en todo el mundo. 

Prácticamente han acabado con el cine tradicional, el de las grandes salas, y están cambiando también la televisión y el ocio mismo, sobre todo después de la pandemia, que fue un periodo en el que se disparó el número de clientes de las plataformas audiovisuales. Claro, con tanto tiempo en casa, muchos que aún no lo habían hecho sucumbieron a plataformas de todo tipo, plataformas de pago.

Todo esto las ha convertido en un signo sociocultural de nuestro tiempo. Es ya un distintivo de clase media tener una o varias plataformas de pago, tan vital como el coche o las vacaciones en la playa. Cuando estás con amigos y familiares, por ejemplo ahora en las cenas de Navidad, en las comidas de empresa, saldrá inevitablemente esta pregunta: “¿Qué serie estás viendo? ¿Cuál sigues?”

El que controla las plataformas controla también los contenidos y, por tanto, la influencia social y cultural. Y ese control se va a perfeccionar ahora con la inteligencia artificial. Y siempre que hablamos de control e influencia, entra en escena la política.

Por eso estas empresas no solo tienen estudios de cine o plataformas con series: también son dueñas de grandes medios de comunicación. Paramount tiene la CBS y Warner es propietaria de la CNN. Y esto es muy importante porque al poder político le interesa esa capacidad de influencia, naturalmente. Donald Trump está en guerra permanente con aquellas cadenas que cuestionan sus decisiones o que tienen líneas editoriales discrepantes de la Casa Blanca. Y de hecho, Trump amenaza incluso con revocar sus licencias.

Así que el presidente de Estados Unidos ha terciado en la guerra de las plataformas y no oculta su apuesta por la oferta de sus amigos.