"Puigdemont va a dejar a Sánchez agonizar lentamente y, si por el camino puede seguir chantajeando a un presidente desesperado con la penúltima prebenda, lo hará"
Jorge Bustos explica el 'combate de boxeo' entre Junts y Moncloa para salvar los acuerdos de investidura
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Hay gente que tiene vocación de astronauta. No es mi caso, eh. Yo siento una turbulencia en un vuelo a Tenerife, ya me pongo nervioso. Pero hay gente para todo y hay personas que por alguna extraña razón sienten el deseo de orbitar alrededor de la Tierra con lo bien que se está en el sofá ley yendo una novela. Pero bueno, una de esas personas raras es Oleg Artemyev. Es un astronauta ruso que se estaba preparando para viajar a partir del 15 de febrero a la Estación Espacial Internacional junto con dos astronautas de la NASA y otro de la Agencia Espacial Europea. Bueno, pues Oleg se va a quedar en tierra.
Ha sido apartado de la misión por fotografiar motores fabricados por SpaceX, la empresa de Elon Musk que organizaba el viaje espacial. Al parecer se puso a hacer fotos con el móvil de esa tecnología que es secreta y ahora se le acusa de espionaje. Y la verdad es que la acusación encaja con el perfil porque Oleg Artemyev no es solo un astronauta experimentado, condecorado como héroe de Rusia, sino que también es diputado en el Parlamento Local de Moscú por el partido de Putin. Vaya. Artemyev ha resultado ser un fontanero espacial, una especie de Leire 10 de la Vía Láctea, un Koldo de las galaxias.
Las peticiones de la Audiencia Nacional
Hablando de Koldo, ya sabes que la Guardia Civil todavía está volcando el contenido de cuatro de los 23 móviles que le requisaron. Tenía 23. Claro, se conoce que con tanta grabación como hacía, pues necesitaba espacio el hombre. Lo digo porque llevamos tanto tiempo hablando de Ábalos y de Koldo que es fácil cometer el error de pensar que ya sabemos todo lo que hay que saber de este caso, nada más lejos de la realidad. El caso Koldo-Ábalos está en pañales. Los tiempos judiciales no coinciden con los políticos, pero mucho menos con los mediáticos.
Así que cuando Ábalos, ese gran desconocido para Pedro Sánchez, dice que solo chantajea quien puede hacerlo, quizás se refiere a conversaciones o a documentos o a imágenes que contienen los móviles todavía inexplorados de su compadre Koldo. Pero los jueces no solo están esperando a que se complete el volcado y el clonado de los móviles de Koldo. La Audiencia Nacional también está esperando y empieza a impacientarse a que el PSOE le remita la información de todos sus pagos en metálico entre 2017 y 2024, o sea, toda la era sanchista. Y quiere todos los pagos, también los que percibió el militante Pedro Sánchez Pérez Castejón. Porque por alguna extraña razón el partido antaño dirigido por José Luis Ábalos y Santos Cerdán se resiste a aportar esa información.
El 'combate' con Junts
Y ayer era el día en que Junts debía responder a la mano tendida del presidente del gobierno sin mayoría de gobierno. Miriam Nogueras, emisaria de Puigdemont en el Congreso de los Diputados, tenía tres opciones. Doña Miriam podía reafirmar la ruptura con Sánchez pensando en la competencia electoral de Aliança Catalana. Podía reconstruir los puentes con el gobierno pensando en la cesión de competencias, privilegios fiscales, inversiones económicas, las balanzas fiscales que quieren para hacer el cupo, en fin, todo lo que puede sacarle a un presidente débil y dispuesto a todo con tal de permanecer unos meses más en la Moncloa.
O podía optar por la clásica estrategia nacionalista de siempre, golpear con una mano y poner el cazo con la otra. Y esta tercera opción fue la que eligió finalmente doña Miriam. Ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario, la ambigüedad calculada. 'La p*** y la ramoneta', que dicen en Cataluña con perdón. “En Junts seguimos en la ruptura, pero si nos das alguna cosa interesante igual nos apiadamos de ti y te votamos alguna iniciativa, no los presupuestos, pero alguna iniciativa”.
No sé si sabes que Miriam Nogueras es aficionada al boxeo. No es una metáfora. Le gusta ir al gimnasio a guantear como hacía yo hace unos años con David Gistau en el gimnasio de Jero García. Y en el boxeo, aunque sea a nivel amateur, una de las primeras cosas que te enseñan es a guardar las distancias. Los boxeadores profesionales, los buenos, saben colocarse siempre, esto es como los toros, saben colocarse siempre a la distancia justa, ni muy lejos porque entonces tus golpes no llegarán al rival, ni muy cerca porque entonces los golpes del rival pueden llegar hasta ti.
Y en ese baile reside el secreto del noble arte de las 16 cuerdas. Entras, golpeas y te alejas. Entras, golpeas y te alejas. Y así pegas, pero no te pegan, que es de lo que va el boxeo, según decía el gran Manuel Alcántara. Bueno, pues la política no es un arte tan noble como el boxeo, porque en el boxeo hay reglas, pero esencialmente se trata de lo mismo. Gana el que menos golpes encaja o el que más golpes conecta. Lo que nunca ha querido entender Pedro Sánchez cuando decidió ser investido con los votos de Puigdemont es que no había ganado a un aliado, había ganado a un contrincante.
Si a lo largo de estos dos años de legislatura a veces ha parecido que se abrazaban era solo para tomar aliento antes de volver a separarse, como hacen los boxeadores. Ahora mismo los dos púgiles están exhaustos. Pedro no tiene mayoría, no tiene presupuestos, no tiene agenda legislativa, no tiene respaldo social. Los tribunales estrechan el cerco en torno a su partido y su familia y todas las encuestas serias lo mandan a casa en cuanto ponga las urnas. Necesita desesperadamente apoyarse en Puigdemont y por eso le pide pidió perdón ayer y le jura que esta vez cumplirá lo pactado.
Pero el prófugo no está mucho mejor que Pedro. Ocho años después de su fuga sigue viviendo en Bélgica. No sabe cuándo podrá regresar impunemente a España y entre tanto tiene que ver como el partido de Silvia Orriols le roba cada vez más votos y amenaza ya con erigirse en segunda fuerza del Parlament después de Salvador Illa, es decir, su alternativa real. Por eso Puigdemont tiene que romper con el jefe de Il pero al mismo tiempo quiere asegurarse como sea, de que en abril, por ejemplo, será un hombre libre, que pueda arengar a las masas en la plaza de Cataluña de Barcelona, si es que alguien a esas alturas se para a escucharle.
¿Qué va a pasar entonces con esta legislatura?. Esencialmente nada ha cambiado. Por mucho que Sánchez se arrastre ante el prófugo, el prófugo no le va a salvar, tampoco le va a echar con una moción de censura votada con el PP y Vox, al menos de momento. Todo apunta a que le va a dejar agonizar lentamente y si por el camino puede seguir chantajeando a un presidente desesperado con la penúltima prebenda, lo hará, aunque lo paguemos todos los españoles y aunque el PSOE se hunda del todo en Extremadura, en Andalucía, en Castilla y León y en el resto de comunidades leales a la Constitución.
El juicio a David Sánchez
Y hablando de Extremadura, hemos conocido que se pospone el juicio del hermanísimo. Estaba previsto para febrero, pero parece que finalmente será a finales de mayo. Para entonces, si atendemos a los sondeos, el todavía líder del socialismo extremeño ya habrá pasado a la historia y será una pena, eh, con todo lo que hicieron David Sánchez Pérez Castejón y Miguel Ángel Gallardo por la riqueza musical de Extremadura.
David no se fue de Extremadura por la presión de la ultraderecha, como dice Gallardo, sino por la presión fiscal. Que no quería el artista pagar impuestos. Y encima lo colocasteis a dedo en una plaza preconcedida para complacer al jefe cobrando sin ir a trabajar, que no sabía ni ubicar la oficina en el juicio. Pero lo peor no será que condenen al hermano del presidente si es que lo condenan. Lo peor será cuando el presidente al enterarse responda que era “un gran desconocido”.