"Ninguna religión, ninguna ideología y ninguna militancia justifican un asesinato"
Bustos analiza el asesinato de Charlie Kirk y muchos más temas destacados
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Este viernes 12 de septiembre viene con alerta naranja por lluvia y tormentas en el litoral catalán hasta la media tarde. También hay previsión de lluvia intensa en el interior de Cataluña y el sur de Aragón. En el resto de la península el tiempo será más tranquilo, incluso por la tarde tendremos nivel amarillo por calor en el litoral de Huelva. En Canarias puede llegar la lluvia a las zonas montañosas.
Pues no llegaron a 30.000 los participantes en la Diada ayer en Barcelona, eh, pinchazo gordo.
Qué tiempos aquellos de 2014, cuando se juntaban casi 2 millones de manifestantes que canalizaban su cabreo por la gran recesión y por la política de recortes de Artur Mas de Cataluña. El pobre Mas se asustó tanto cuando tuvo que salir del Parlament en helicóptero que lanzó el procés, esa gigantesca estafa que solo generó cainismo, violencia, ruina y, por último, depresión, que es la fase del duelo en la que estamos ahora.
El año pasado se congregaron unos 60.000 manifestantes. Claro, si continuamos con este ritmo decreciente, en pocos años la Diada se va a poder celebrar directamente dentro del Congreso de los Diputados, porque allí van a caber todos de sobra. Y además así ya no hará falta suspender los plenos para que sus señorías separatistas puedan viajar a Barcelona a celebrar la butifarrada nacional de Cataluña. Se lleva butifarra al Congreso, se reparten pinganillos para los charnegos y la arma en gol de turno, pues, lo computa como pleno y todos contentos.
Pero que nadie te engañe.
Desmovilización no equivale a normalización. Normalización democrática sería que se cumpliesen las sentencias de los tribunales en materia lingüística o que se diseñase un sistema de financiación equitativo y no el privilegio de una quita de deuda y un cupo insolidario. Si las calles ya no arden, si las esteladas no colonizan el espacio público, no es por la firmeza constitucionalista de Salvador Illa. Ella ya sigue en manos de Esquerra y hace la política que le dicta Esquerra.
El procés murió porque el Estado aplicó la ley y porque metió en la cárcel a los responsables, bueno, menos al capo que se escapó. Y desde que está Sánchez en Moncloa, que les da todo lo que le piden y cede a todos sus chantajes a cambio de que lo mantengan en Moncloa, pues, ¿qué sentido tiene salir a liarla un 11 de septiembre?
Y esta es la paradoja, que cuanto más débil está el independentismo en las calles, más poder tiene sobre la Generalitat de Illa y sobre el gobierno de España. Y lo tiene porque Sánchez decidió ser investido con los siete votos de Puigdemont, aunque esa decisión puramente egoísta haya condenado al país entero a la parálisis legislativa y a la degradación institucional que padecemos.
A Charlie Kirk se le puede considerar un mártir de la libertad de expresión"
Pero hoy te quería hablar de Charlie Kirk, o mejor dicho, de las reacciones al asesinato de Charlie Kirk. Aunque no sigas de cerca la política estadounidense, a estas alturas ya conocerás el perfil de esta nueva víctima de la violencia política. Realmente se le puede considerar un mártir de la libertad de expresión.
Originario de los suburbios de Chicago, 32 años, cristiano evangélico, casado con una Miss Arizona y padre de dos criaturas que ahora están huérfanas. Su habilidad dialéctica había granjeado millones de seguidores en las redes sociales, especialmente entre los jóvenes. De hecho, se había convertido en el líder de las juventudes trumpistas, por decirlo así. Y el propio Trump lo invitaba a la Casa Blanca cada dos por tres. Le consultaba, le escuchaba. Así se comprende el dolor sincero que se percibe en el mensaje enviado por Donald Trump a la nación desde el Despacho Oval.
"Me llena de dolor e ira el atroz asesinato de Charlie Kirk en un campus universitario de Utah. Charlie fue un patriota que dedicó su vida a la causa del debate abierto y al país que tanto amó. Es un mártir de la verdad y la libertad", decía Trump.
Pero justo a continuación de estas palabras, el presidente de Estados Unidos da un paso más y señala directamente a aquellos que considera responsables directos del asesinato.
"Durante años, la izquierda radical ha comparado a estadounidenses maravillosos como Charlie con nazis y los peores asesinos en masa y criminales del mundo. Este tipo de retórica es directamente responsable del terrorismo que presenciamos hoy en nuestro país y debe cesar de inmediato", aseguró Trump.
Trump responsabiliza directamente al discurso de la izquierda radical y lo hizo incluso antes de que el FBI tuviera alguna pista sobre el paradero y el móvil del asesino. Suponemos que él mismo se vio reflejado en el destino trágico de Charlie Kirk porque estuvo a punto de morir de la misma manera en julio del año pasado, ¿te acuerdas? Durante aquel meeting en Pennsylvania cuando la bala le rozó la oreja.
La guerra cultural está dejando de ser una hipérbole en Estados Unidos, que es un país partido por la mitad"
La guerra cultural está dejando de ser una hipérbole en Estados Unidos, que es un país partido por la mitad.
La polarización política alimentada por las cámaras de eco de las redes sociales afecta a todas las democracias, pero en la norteamericana causa mayores estragos por una razón muy simple: porque allí es más fácil acceder a un arma.
Un arma como el rifle de cerrojo con el que el asesino de Charlie Kirk le acertó en el cuello al primer intento desde una azotea situada a 130 metros de la carpa donde Kirk estaba dando una charla a 3.000 estudiantes.
Una charla precisamente sobre violencia e inseguridad. El rifle ya se ha encontrado y tenía grabados al parecer unos lemas antifascistas y transgeneristas. Así que parece, parece evidente que el asesino estaba movido por razones ideológicas.
Bueno, no son razones, es odio. Odio ideológico. La clase de odio que termina desbordándose en violencia. El tirador era alguien incapaz de soportar que Kirk defendiera unas ideas opuestas a las suyas. Pero fue solo él quien apretó el gatillo, no la izquierda woke en general, como señala Trump.
Un crimen, vamos a recordar esto, un crimen siempre tiene un responsable o varios, pero autores, autores materiales.
Luego puede tener, además, un inductor intelectual directo, pero cuidado con socializar la culpa y extenderla al pensamiento. Porque si las ideas matan, entonces acabaremos prohibiendo la libertad de expresión y desataremos una violencia peor para vigilar el cumplimiento de esa prohibición. No, las ideas se contrastan, no se combaten con prohibiciones y con censuras y mucho menos con balas.
No son las ideas las que aprietan los gatillos, son las personas y lo hacen precisamente cuando se han quedado sin ideas"
En una cosa sí tiene razón el presidente de Estados Unidos. Charlie Kirk no era un nazi ni un fascista. El aborto, la inmigración o la autodeterminación de género no te convierten en un nazi, te convierte en un conservador. Y ser conservador es tan legítimo y tan respetable en el juego democrático como ser progresista.
Pero esto es algo que cierta izquierda, desde su absurda atalaya de superioridad moral, no termina de aceptar y cae en la intolerancia. Kirk invitaba a debatir con él a sus rivales ideológicos, que es lo que hace un demócrata. Pero esa cortesía, demasiada a menudo, no es recíproca. Que se lo pregunten a los campus de las universidades norteamericanas, donde hasta ahora el mundo woke imponía su ley.
Llevamos ya dos días leyendo y oyendo barbaridades en boca de personas teóricamente progresistas, gente que le pone adversativas al asesinato de Charlie Kirk, que condenan con "pero" o que directamente justifican el crimen o lo celebran. "Como defendía el derecho a llevar armas, pues debía acabar asesinado.
Cosas del karma, ¿no?" Eso escriben. Estos son los mismos que en los años de plomo de ETA musitaban eso de "algo habrá hecho" sobre el cadáver aún caliente de un padre de familia. Son los mismos que romantizan la violencia y la visten de épica revolucionaria. Los mismos que aplauden a los boicoteadores de la vuelta ciclista, los mismos que se llenan la boca con la palabra "genocidio" aplicada a Israel, que a pesar de Netanyahu sigue siendo una democracia, pero olvidan Cuba, Venezuela, Nicaragua. Porque según su averiada sensibilidad moral, según su hemiplejia ética, distinguen entre violencia buena, que es la que ejerce la izquierda, y violencia mala, que es la que recibe la izquierda.
Da un poco de vergüenza tener que recordar lo obvio. Eso que ya Sebastián Castellio escribió en 1553, cuando los calvinistas quemaron vivo en la hoguera a Miguel Servet por hereje. Y al ver aquella atrocidad, Castellio escribió: "Matar a un hombre no es defender una doctrina, es matar a un hombre".
Ninguna religión, ninguna ideología y ninguna militancia justifican un asesinato. La cansina guerra entre wokistas y antiwokistas, si hay que librarla, que sea con palabras, porque la violencia solo engendra violencia, como va a ocurrir ahora en Estados Unidos. Ojalá me equivoque. Pero no son las ideas las que aprietan los gatillos, son las personas y lo hacen precisamente cuando se han quedado sin ideas