¿Cuáles son los síntomas del enterovirus?

La muerte de una niña en Sabadell por una de las cepas más peligrosas del enterovirus nos ha llevado a preguntarnos qué es y cuáles son los síntomas de ese virus.

Cuando hablamos de enterovirus, nos referimos a una agrupación de microorganismos. En esa etiqueta general encontramos, por ejemplo, los virus de la polio, que fueron muy temidos en su momento, pero que ya fueron controlados. Al margen de esto, hay un centenar de serotipos muy frecuentes en determinadas épocas del año y que no suelen pasar de leves infecciones respiratorias o de tipo gastro-intestinal. De hecho, los adultos muchas veces casi ni nos enteramos, pero los niños, que no tienen anticuerpos, lo llevan peor... Fiebre, conjuntivitis, vómitos, diarrea y, algunas veces, erupciones cutáneas.

Además, de vez en cuando, se dan casos muy puntuales de meningitis víricas, más leves que las de tipo bacteriano, y que suelen curarse sin dejar secuelas.

Ya se sabe que para los virus no hay un medicamento, así que se trata de pasarlo sin mayor alarma. El responsable de la Sanidad Catalana, Josep María Argimón, se mostraba de tranquilo durante el brote de la pasada primavera

Ahora bien, dentro de ese gran saco de microorganismos que es el enterovirus, hay dos cepas a las que sí hay que tomarse en serio; una es el subtipo D68, que puede provocar parálisis parecidas a la de la polio. Sin ir más lejos, los médicos catalanes lo detectaron en la niña de tres años que quedó completamente paralizada la pasada primavera... Y el otro subtipo al que hay que temer es el A71. Este es el que ha provocado la muerte del niño de Sabadell, y afecta especialmente al sistema nervioso central, con inflamaciones del tronco cerebral y cerebelo.

Pues aun así, aunque el niño padezca esos síntomas, nos dicen que en la mayoría de las ocasiones suelen ser cuadros leves. Los casos de muerte fulminante son los menos frecuentes.

¿Y cómo podemos prevenir? Pues como se hace con cualquier infección... Lavarse las manos, evitar los besos o usar el mismo vaso o cubierto que el enfermo, no llevarse la mano a la nariz o a la boca y taparse cuando se tose o se estornuda.