"¿Qué quiere Putin? Doblegar a Europa en su apoyo a Ucrania y expansionarse por el Este. Ojalá no tengamos que vivir lo que vivieron nuestros abuelos"

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¡Muy buenos días España! Hoy desde Sevilla.

Bienvenido si te incorporas a Cope. Somos los del programa Fin de Semana, te saluda Cristina López Schlichting en nombre de todo el equipo, nosotros te acompañaremos desde las diez de la mañana a las dos de la tarde. Aquí en Sevilla, te lo puedes imaginar, calor, 36 grados. Que mi gitano está acostumbrado porque es como el buen jamón, que mejora cuando suben las temperaturas, pero yo, cuando ayer baje en la estación de Santa Justa con Marci Ortega, pensé que me sumergía en unos baños turcos, por la humedad del Guadalquivir.

Hoy sigue,  en el sur, la cosa por este camino, pero ya está entrando por el noroeste un frente que hará bajar bruscamente las temperaturas en toda España. Hoy ya tendremos precipitaciones en el norte, en el Cantábrico y en el Pirineo Occidental, y también en las sierras del este. Calima en Canarias y los detalles de lo que va a pasar en el finde y en la semana próxima, con Jorge Olcina a las once.

El incendio originado el jueves en Pantón, Lugo, supera un balance de 700 hectáreas quemadas. Las llamas obligaron a desalojar ayer tres poblaciones, Cibrisqueiros, Frontón Cruz y Budían. Si tenemos en cuenta el otro incendio en O Bolo (Orense) sumamos casi 50 personas desalojadas y 263 confinadas en sus casas. Este segundo fuego lleva 200 hectáreas consumidas en la maravillosa Galicia.

Y otra vez los cazas rusos han sobrevolado nuestro espacio. De nuevo la OTAN en alerta. Tres MIG 31 entraron ayer en Estonia y permanecieron casi doce minutos sobre una de las islas de este pais, uno de los países bálticos que constituyen nuestra frontera con la Rusia de Putin.

Aviones aliados, concretamente cazas F 35 de la Fuerza Aérea italiana,despegados de la base estonia de Amari interceptaron los aparatos y los empujaron hasta la frontera.

Escuchamos a nuestra ministra de exteriores europea, Kaja Kallas.

Se trata de una nueva provocación imperdonable porque pone en riesgo la seguridad internacional. Es propio de un dirigente irresponsable y peligroso. Ha habido duros comunicados de la Alianza y de la Unión Europea, y nuestra presidenta, Ürsula Von der Leyen ha asegurado que Europa responderá con determinación a cada envite ruso.

Concretamente, ha urgido a los países europeos a aprobar rápidamente la última ola de sanciones para incrementar la presión sobre el Kremlin. El castigo se focaliza ahora sobre las exportaciones rusas de gas, que financian la guerra de Ucrania. La dependencia del gas ruso sigue siendo grande y la propia España ha expresado sus reservas de poder cumplir tan rápido la orden.

Y es que la alerta en Finlandia y los países escandinavos, en Estonia y los tres países bálticos y en Polonia, Rumanía y todos los Balcanes es total. Te puedes imaginar la preocupación de la gente. Mi hijo, que vive en Bulgaria, está apenas a 500 kilómetros del dron ruso que entró la semana pasada en Rumanía. Este verano hemos estado juntos a apenas 90 km de la zona, en el Mar Negro. Esto es una verdadera temeridad y una absoluta falta de responsabilidad.

Hace cuatro días, y después de la invasión de los espacios aéreos de Polonia y Rumanía, el primer ministro de Estonia, Kristen Michal, advirtió sobre la fragilidad del sistema de defensa europeo. “Parecíamos paranoicos” dijo ayer y ha pedido decisiones concretas en medios económicos y estratégicos. La defensa continental exige una transformación profunda, con visión compartida, voluntad firme e inversión sostenida. España, por ejemplo, debe tener esto claro, porque los misiles rusos están en realidad tan cerca de Tallín o de Sofía como de Barcelona o Madrid.

¿Qué quiere Putin? Pues probablemente doblegar a Europa en el apoyo a Ucrania y ganarse el derecho a expansionarse por el este. A él le apetece todo el cinturón de terreno que va desde el mar báltico a Turquía. De norte a sur. Se repiten situaciones de la segunda guerra mundial y desde luego no podemos abandonar en sus manos a los países limítrofes. No es verdad que, porque cayesen en su día en el bloque comunista, estén condenados a obedecer ahora al zar ruso.

Verdaderamente, es muy triste que el mundo esté de nuevo en manos de líderes narcisistas y megalómanos, que juegan a la estrategia mundial sobre un tablero y mapa teóricos, sin tener en cuenta a millones de personas ni la paz tan preciada. Gaza, Yemen, Nigeria, Ucrania nos muestran las consecuencias de un imperialismo egoísta que no tiene en cuenta al otro. Ojalá, ojalá no nos veamos en la situación que vivieron nuestros abuelos cuando los aviones sobrevolaron Hamburgo, París y Londres.