La picaresca y el absentismo, en el punto de mira
El fin del ‘vivir del paro’ en Alemania: tres rechazos y adiós a las ayudas: ¿y en España para cuándo?
Alemania endurece las ayudas públicas: quienes rechacen tres ofertas de empleo perderán sus subsidios. La medida, impulsada por la coalición de cristianodemócratas y socialdemócratas, busca frenar el fraude y mejorar la productividad, mientras en España sigue el debate sobre absentismo y eficacia de las prestaciones.
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El gobierno alemán ha aprobado una norma que recorta las ayudas públicas a los desempleados que rechacen tres ofertas de empleo gestionadas por la Administración. Según las autoridades, quienes no contesten o no acepten un trabajo “es que no lo necesitan”. La medida surge en un contexto de preocupación por la pérdida de recursos públicos y el abuso del sistema de subsidios. El debate sobre la justicia y eficacia de las ayudas no se limita a Alemania. En España, según datos recientes, un millón y medio de trabajadores no acude diariamente a su puesto, lo que representa alrededor del 3% del PIB. Además, existen casos de personas que trabajan en negro mientras perciben ayudas, provocando malestar entre quienes sí cotizan y cumplen con sus obligaciones fiscales.
España: absentismo y fraude en el punto de mira
“Cuando el aparato público no está alineado y no comparte información, quienes más saben aprovecharse del sistema son los que lo utilizan como un negocio”, explica Pedro Martínez, colaborador del programa, quien advierte además que las bajas injustificadas o prolongadas afectan a la productividad y generan una sensación de injusticia entre los trabajadores que sí cumplen con sus responsabilidades. Por su parte, Ingerborg Schlichting subraya que la experiencia alemana demuestra que, cuando la Administración actúa con firmeza y coordinación, se reduce la picaresca. “Aquí deberíamos tomar nota —añadió—, no solo desde el punto de vista legal, sino también educativo y cultural.”
Cultura laboral e incentivos
Pedro Martínez advirtió que la falta de coordinación entre ministerios es uno de los factores que favorece el fraude en las ayudas públicas. Explicó que esta desorganización “permite que quienes se dedican a la picaresca puedan sobrevivir gracias a las ayudas, mientras que quienes realmente las necesitan no logran acceder a ellas por la burocracia y los requisitos”. En la misma línea, Cristina López Schlichting apuntó que en España “la gente percibe que los impuestos son injustos cuando ve que algunos viven de las ayudas sin aportar nada”, un fenómeno que, según destacó, refleja también un problema de conciencia social.
El debate también puso sobre la mesa la necesidad de reforzar una cultura laboral responsable y basada en incentivos claros. Pedro Martínez advirtió que muchos desempleados prefieren agotar el subsidio antes que reincorporarse al trabajo, porque en algunos casos “ganan más recibiéndolo”, una situación que —dijo— “afecta a la productividad y al sentido de responsabilidad”. En la misma línea, Ingerborg subrayó que no basta con endurecer las normas, sino que es imprescindible fomentar la educación laboral y la conciencia social, recordando que “trabajar no solo asegura el sustento propio, sino que aporta un esfuerzo esencial a la sociedad”.
Alemania, modelo de referencia
La coalición alemana defiende la medida como un paso necesario para garantizar un reparto más justo del dinero público y frenar el fraude, una política que también ha comenzado a aplicarse parcialmente en países como Italia. Pedro Martínez subraya que, aunque en Alemania existe una mentalidad de agotar el subsidio de desempleo hasta el final, la diferencia radica en que la Administración mantiene un control más estricto y una mejor coordinación entre ministerios. “En España —concluye— deberíamos tomar nota y trabajar para mejorar la eficiencia y la justicia del sistema.”