Andador y papillas a los 64 años por culpa de la Covid

Lourdes Andrade despierta tras 31 días intubada: "Parezco de 90", relata en Fin de Semana con Cristina

@crisschlichting

'Fin de Semana' COPE

Tiempo de lectura: 2' Actualizado 12:43

En mayo de 2020 conocimos caso como el de Lourdes Andrade, que en Fin de Semana con Cristina contó que estaba muy preocupada y apenas salía de casa, sin necesidad de salir por miedo al contagio. De hecho apenas salió un par de veces… y aun así se contagió, fue sedada, sometida a traqueotomía y ahora, 31 días después, pasa por los micrófonos de programa para contar cómo ha sido ese trance: “Fue como una premonición. De hecho en el móvil, en el WhatsApp, puse ‘estoy dormida’, y mi hijo al verlo me dijo ‘pusiste eso y a los dos días te durmieron’”.

Ella recuerda perfectamente el día que la sedaron: “Entré el 7 de febrero al hospital porque le dije a mi marido que necesitaba ir, llevaba varios días con mucha fiebre. Al llegar allí me dijo el médico que debía quedarme. Estuvieron dos días probando todo tipo de ventilación con distintos tipos de máscaras auxiliares y vieron que no funcionaba. Al segundo día se me acercaron dos médicas a pie de cabecera que no había más solución que dormirme. Solo puedo decir que en dos o tres segundos que pasó eso por mi cabeza pasaron muchas cosas buscando una salida, pero vi que era absurdo y no podía hacer nada. Al final le dije a la doctora ‘de ti me fío’, cerré los ojos, me puse a cerrar la Virgen y ya no recuerdo cuándo me dormí, solo sé que me desperté 28 días después y he estado entre sueño y vela hasta el 31”.

Fueron 31 días de tensión para su familia y los médicos, y en ese tiempo “no te enteras de nada, pero es cierto que el oído está muy agudizado”, relata Lourdes, que añade que “no eres consciente, pero cuando alguien pasaba cerca yo he guardado en mi memoria datos concretos. Se ve que hablaban cosas mientras me limpiaban y sí las escuché”.

“Cuando despiertas y recibes noticias muy nuevas te das cuenta de que has estado dormida mucho tiempo”, explica Lourdes. “Pensé que había dormido unos días cuando en realidad habían pasado muchos, entonces sí tomas consciencia. Pero no la hay, o al menos yo no la tuve, de las horas ni los días. Tengo una hija embarazada y pregunté si había dado a luz”, añade.

Un aspecto muy doloroso fue enterarse de que amigos suyos no habían salido adelante: “Cuando me dormí lo hice con un amigo cerca que estaba en coma inducido, cuando me desperté le pregunté a mi marido qué había sido de él, y me dijo que había muerto. Ahí lloré y me sentí muy mal porque había perdido algo”.

Ahora Lourdes utiliza andador y come papillas: “He estado con una dieta de deglución y es sota, caballo y rey, lo mismo todos los días. Distintos sabores pero siempre lo mismo. No veo nada de líquidos y menos agua. Es como si tuviera 90 años, voy dando pasitos y me he dado cuenta de que cojeo de una pierna. Del sofá al baño me produce mucha fatiga y hago ejercicios especiales para los pulmones. Duermo y como con oxígeno. Eso sí, intento pasear en casa con paseítos breves. En todo caso ahora no quiero salir, no quiero que nadie me visite. Los médicos me han dicho que puedo pillar hasta un pequeño catarro de alguien que esté cerca”.