Maty y Ángel: dieciocho años esperando una nulidad para casarse

"Estoy cada vez más enamorado”, asegura él en Fin de Semana con Cristina para relatar la historia de amor que han vivido tanto tiempo

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Hemos buscado una historia de amor tenaz, de esas que perduran en el tiempo. La hemos encontrado: Cristina tiene una boda en junio, la de Ángel y Maty, pareja que además lleva esperando una nulidad eclesial la friolera de 10 años. Se conocen de sobra y han acreditado su fidelidad y amor y su boda va a ser, esperan, una gran boda.

Maty asegura que está totalmente “sobrepasada” no solo por organizar la boda sino por “la cantidad de felicitaciones y felicidad que tenemos”. Ella tiene 53 años y él 55, y él reconoce que en su familia hay “tradición” porque su padre se casó “en segundas nupcias con 56 años y mi abuelo lo mismo con 74 años. No me resulta extraño casarme con 54, la verdad”.

Una boda con 53 años, ¿cómo se concibe para Maty? “Ya tuve una en mi juventud y la persona es otra, yo soy otra, ahora estoy mucho más madura y las cosas más claras, sin perder el tiempo con tonterías. La forma es importante pero es muchísimo más importante el fondo, el porqué damos este paso, qué va a ser, etc.”.

Ángel, por su parte, detalla que ella y Maty eran compañeros en la misma empresa pero el devenir de la vida hizo que se conocieran con ella ya separada: “Yo al cabo de unos años también me separé y nuestra vida siguió por separado, pero luego coincidimos en un par de sitios y la empecé a mirar con otros ojos y ella igual a mí. Primero por trabajo y luego por ocio coincidimos”. “Empezó muy poco a poco porque prácticamente éramos amigos”, añade Maty, “pero todo cambió cuando él me llamaba todas las noches y, desde entonces, y han pasado 18 años, no ha pasado una noche sin que nos llamemos y nos contemos nuestro día”.

Viven separados y han mantenidos dos hogares, dos matrimonios truncados, ya nulos, y con hijos ambos. ¿Qué dicen éstos? Maty cuenta que “están encantados, nos conocen en esta situación desde que son pequeños, tienen poco más de 20 años y ya tienen su vida encaminada. Cuando se lo comunicamos estaban contentísimos. Lo han vivido bien porque nos han visto contentos, viven lo que viven los padres, y si te ven contento pues están bien. Nosotros hemos estado en alegría viviendo el presente, no mal esperando el cambio”.

Ángel, por su parte, explica que “la realidad es que, cuando yo comentaba que tenía una novia con la que no vivía y que esperaba a la nulidad de la iglesia la gente alucinaba, era ‘¿de verdad, pero qué dices?’ y que admiraban nuestra fe y la forma de enfocar la vida. Somos una ‘rara avis’ para el mundo en estas circunstancias. Sobre ir picoteando en otras relaciones, cuando has encontrado a la persona que quieres y estás contento, ¿para qué buscar nada más? No tiene sentido. Tuve la fortuna de encontrarme con Maty poco después de separarme y estaba emocionado de la vida. Ese afecto se fue consolidando y el enamoramiento fue aumentado con el tiempo y viviendo el presente. No tiene sentido hacer planes cuando el futuro, en realidad, no está en tus manos”.

El enamoramiento va aumentando”, asegura él, “es la realidad. Al principio, en la época donde te vas conociendo, vas descubriendo una persona prácticamente cada día y se ha ido consolidando estos 18 años y, espero, que lo que queda por delante vaya aumentando. Sin lugar a dudas puedo decir que hoy estoy más enamorado de Maty que cuando la conocí”.

Maty reconoce, por su parte, no ser la Madre Teresa de Calcula y que ha tenido ganas “muchas veces” de decirle “anda y vete a que te ondulen”: “Esto no ha sido fácil y cualquiera que nos escuche dice ’18 años, qué horror’. Hemos tenido discusiones y tengo temperamento pero nos ha unido siempre una gran cosa, querer estar juntos y recordarnos sin parar que nosotros no dirigimos nuestra vida, además de estar muy bien acompañados. Eso ha hecho que hayamos podido perseverar y aguantar”.

Además recuerda una anécdota: “En 2004 a un buen amigo nuestro sacerdote, yo tenía 37 años y llevábamos dos años de relación. Nos dijo una cosa que nos ha acompañado desde entonces: ‘Al baño María tenéis que vivir vuestra vida rodeado de vuestros amigos’ y así hemos estado, han sido fundamentales”.

¿Cómo imaginan la vida de casados? Maty no tiene miedo al matrimonio, “cero, total, yo lo veo viviéndolo como hemos vivido estos años pero los dos en la misma casa, somos muy conscientes de que nuestra vida no están en nuestras manos, pondremos de nuestra parte todo y viviremos intensamente”. Él, por su parte, asegura que “tenemos la suerte de tener una experiencia que nos hace ver lo que no es el matrimonio y sí vemos en estos amigos una certeza de lo que sí lo es, por tanto lo que tenemos por delante es vivir lo que estamos haciendo ahora mismo con el sacramento materializado, no es nada complicado. Además tenemos la experiencia de todos los que nos rodean, así que sin problemas, sin miedo de ningún tipo”.