“Aún falta muchísimo por descubrir de Pompeya, no sabemos ni dónde está el puerto”

Paco Álvarez, divulgador y escritor', explica en Fin de Semana con Cristina cómo, de la noche a la mañana, desapareció la mítica ciudad pasto de la lava

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El volcán de La Palma sigue muy activo pero lo cierto es que hemos tenido avisos de que iba a tener la erupción. No fue así en Pompeya, donde no había herramientas tan modernas como las que tenemos hoy en día. Lo explica el escritor Paco Álvarez en Fin de Semana con Cristina, que relata que “los pompeyanos eran como nosotros. Pompeya tenía 20.000 habitantes con bares, carreteras, burdeles, casas con piscina, etc.; había habido terremotos antes de la erupción pero les pilló por sorpresa”.

Paco detalla que “hubo una nube enorme de ceniza que llovió sobre la ciudad. Muchos huyeron pero otros se encerraron en casa esperando a que pasase la tormenta, pero no pasó. Luego ya muchos ni pudieron salir y fueron alcanzados por nubes piroplásticas y que arrasaron a toda la gente que había allí”.

Muchas familias se encerraron en sus casas esperando a que pasase la tormenta, cosa que nunca pasó, pero otras sí que pudieron escapar”, relata el escritor, que añade que “unos pudieron salir por la azotea pero otros no y fallecieron. Se encontraron cuerpos abrazados esperando un milagro que no llegó”.

La parte más compleja de la erupción fueron 2 días “y ahí se acabó Pompeya”, explica Álvarez: “De las 20.000 personas no sabemos cuántos fallecieron pero seguramente unas 5.000 personas, pero es que fue tan terrible que hemos encontrado panes en las panaderías y comida en platos, muestra de lo repentino que fue”.

Pompeya desapareció… literalmente, ya que “mucha gente intentó volver pero era un lugar maldito y no había forma de encontrarla. En todo caso se encontró gracias a indicios en pozos cercanos con restos de personas. Llevamos casi 300 años excavando allí y aún nos falta muchísimo para aprender, no sabemos dónde está el puerto”, finaliza Paco.