Ante el suicidio de Verónica: el lado más siniestro de las redes sociales

Se llamaba Verónica y tenía 32 años. Vivía en Alcalá de Henares junto a su marido y sus dos hijos, de 4 años y 9 meses de edad. Su vida discurría con aparente normalidad, entre su trabajo – en la planta de fabricación de camiones Iveco- y su familia.

Verónica era una mujer normal y corriente y por ello hasta ahora no habíamos sabido nada de ella. Pero el pasado sábado Verónica se suicidó.

Un vídeo sexual que había grabado hacía 5 años, cuando salía con otra pareja, se había difundido como la pólvora entre sus compañeros de trabajo. El cómo ese vídeo llegó a los móviles de los 2.000 trabajadores de la empresa lo está investigando la Policía.

Risitas, comentarios, chistes... La presión fue tal que Verónica no pudo más. Y se ahorcó dejando dos niños huérfanos y a su marido viudo.

El vídeo llevaría un mes en circulación. La Policía investiga si la difusión de la grabación se inició desde la misma empresa, o incluso si pudiera haber más de ellas.

Bajo la lupa de los investigadores está también la ex pareja de Verónica, que se presentó este jueves en el cuartel de la Guardia Civil de Mejorada del Campo, en Madrid, pero fue puesto a disposición de la Policía.

Supuestamente Verónica acudió la pasada semana para comentar los hechos a Recursos Humanos de la empresa, situada en el polígono madrileño de San Fernando de Henares, donde trabajan unas 2.500 personas. Supuestamente desde ese departamento la instaron a denunciar lo sucedido, pero ella rechazó hacerlo.

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