Madre Desamparados camina hacia los altares
Madrid cierra la fase diocesana de la causa de martirio de la fundadora de las Esclavas de la Virgen Dolorosa, asesinada en la Guerra Civil junto a cinco compañeras
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La Archidiócesis de Madrid ha concluido un capítulo clave en el camino hacia la beatificación de seis religiosas asesinadas durante la Guerra Civil. El cardenal José Cobo ha presidido esta semana la clausura de la fase diocesana de la causa de beatificación y canonización por martirio de las siervas de dios María Guadalupe Serneguet y Gállego, conocida como madre Desamparados, y de cinco de sus compañeras. La historia, que ha relatado la postuladora en el programa 'El Espejo de Madrid' de COPE que presenta Mario Alcudia, revela una vida de fe inquebrantable y una profunda vocación de servicio a las mujeres más vulnerables.
Ahora, el proceso marcha camino al Vaticano. "Hemos recogido muchos testimonios, se han interrogado a varios testigos sobre su vida, sobre su misión con las madres solteras, y ahora lo enviamos a Roma con la esperanza de que el Papa pueda reconocer en los próximos meses el martirio", ha explicado Alberto Fernández, delegado episcopal para las Causas de los Santos. El objetivo es que la beatificación pueda celebrarse "en un futuro, esperemos, no muy lejano".
Una vocación inesperada
La vida de Madre Desamparados, valenciana de nacimiento, tuvo un giro imprevisto. Según ha relatado en la entrevista la postuladora de la causa, la hermana María Teresa Sánchez Angulo, desde niña tenía un "carácter fuerte" y soñaba con ser bailarina. Un anhelo que topó con la negativa de su padre, quien, tras un acto de rebeldía de la joven, la envió a un colegio de las Adoratrices en Madrid. Fue allí donde descubrió su vocación y decidió seguir la vida religiosa.
su compromiso con las mujeres marginadas
Dentro de la congregación, Madre Desamparados se sensibilizó con el drama de las mujeres que no podían ser atendidas por las Adoratrices, como embarazadas fuera del matrimonio o jóvenes con discapacidad intelectual. Esta inquietud sembró en ella el germen de un nuevo proyecto. Tras un largo proceso de discernimiento y con el apoyo de las autoridades eclesiásticas, la fundación de La Dolorosa se inició el 19 de marzo de 1935, convirtiéndose más tarde en la congregación de las Esclavas de la Virgen Dolorosa.
Con el estallido de la Guerra Civil, la comunidad sufrió amenazas. A pesar de las advertencias para que huyera, Madre Desamparados se negó a dejar su obra. "Su obra ella no la abandonaba, que seguía adelante, ella no podía abandonar a sus hijas", ha recordado la hermana Sánchez Angulo. La fidelidad de las mujeres acogidas fue total, como demuestra la frase de una joven francesa que le dijo: "madre no nos vamos, la suerte que corra usted la corremos nosotras". Finalmente, fueron llevadas a la checa del Paseo de Rosales, donde se cree que fueron asesinadas el 29 de noviembre de 1936 tras sufrir torturas y violaciones.
Un legado que pervive
La obra continuó gracias al sacerdote Manuel Herranz y María Esperanza Cornago, junto a otras religiosas. Hoy, la congregación sigue muy activa con cuatro centros para mujeres con discapacidad intelectual, uno para mayores, dos para embarazadas o con hijos pequeños y la Casa General en Madrid. Para la postuladora, estos años de trabajo han sido "muy bonitos", porque le han permitido descubrir "todo ese volcán de valores que tenía Madre Desamparados". Un impulso que, asegura, la congregación sigue recibiendo para continuar su labor.
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