Los frutos del Congreso de Laicos un año después

El 16 de febrero de 2020 se clausuraba en la Casa de Campo de Madrid el Congreso de Laicos: Pueblo de Dios en salida. Por eso en El Espejo queremos hacer memoria de ese acontecimiento importante en la vida de la Iglesia española. Un año después queremos destacar cuáles son los frutos de este congreso. Luis Manuel Romero, director del secretariado de la Comisión de Laicos, Familia y Vida de la Conferencia Episcopal, hace balance un año después.

Luis Manuel Romero hace memoria y asegura que el congreso "fue una experiencia de comunión eclesial donde pudimos estar más de dos mil personas de todas las diócesis, de muchos movimientos, de vida religiosa, sacerdotes... fue una experiencia de Iglesia y de lo que es el pueblo de Dios. Juntos vamos haciendo realidad ese 'estar en salida'. Fue una imagen nueva de Iglesia, frescura y que quiere estar en dialogo con el mundo".

El recuerdo de aquel congreso sigue vivo en nuestras mentes, pero ¿qué ha ocurrido después? "Es fundamental subrayar el proceso. Planteamos desde el principio que no queríamos que se quedara en un evento puntual. Es comenzar un camino juntos y de discernimiento. El punto de inflexión fue el congreso y lo que queríamos es que hubiera continuidad. Y creo que lo hemos conseguido a pesar de las circunstancias de la pandemia".

Después del Congreso de Laicos el mundo y España se ha encontrado con una crisis sanitaria sin precedentes: "Noto que del congreso se salió con mucha ilusión. Fue un signo de esperanza y sigue viva la llama. Ahora nos toca seguir reactivando y que siga sonando la música del congreso. Esa ilusión ahora mismo se mantiene viva".

"Esto es un proceso, el postcongreso no parte de cero. Se sitúa en lo que ya hemos trabajado y destacamos dos ejes: la sinodalidad y el discernimiento, que siempre tiene que estar presente. Algo para poner en práctica. Es un modo y un estilo de trabajo y de hacer cosas".