El Teatro de La Abadía seguirá apostando por "el compromiso con la memoria reciente" y la "responsabilidad ciudadana" en su temporada 18/19, cuya programación regular contará con 16 espectáculos, tres de ellos de repertorio, con actores y directores como Lluis Homar y Mario Gas.

La memoria "más reciente" de España será recordada con una trilogía documental del colectivo Proyecto 43-2, centrada en "la violencia y el proceso de paz en el País Vasco", una "crítica descarnada al poder y a las implacables leyes del comercio de Club Caníbal a través de la figura del fundador de El Corte Inglés, Ramón Areces", explica hoy en una nota La Abadía.

Por otro lado, se tratará la historia de Europa con diferentes funciones, como el espectáculo de creación propia "Nekrassov", sátira de Jean-Paul Sartre sobre el cuarto poder que transcurre en la redacción de un periódico en plena Guerra Fría, o "Ante la jubilación", de Thomas Bernhard, texto "implacable" sobre la larga sombra del nazismo.

Lluís Homar ofrecerá su "particularísima" interpretación de "Tierra baja", obra maestra de Àngel Guimerà, donde se presenta la "dialéctica inherente a todo individuo; la complejidad, la contradicción y la lucha por la conquista de intereses personales", apunta La Abadía.

Mario Gas, por su parte, dirigirá una adaptación teatral de "La Strada", el consagrado film lírico y amargo de Federico Fellini, ganador del Oscar a la mejor película extranjera en 1954, que presenta la vida de "tres personajes enfrentados a un destino precario y vagabundo en la Italia de la posguerra", con un "aire neorrealista y sentimentalismo a flor de piel".

Finalmente, La Abadía también se reivindica como un teatro de repertorio, retrayendo dos producciones que se consagraron en la casa tras su éxito entre los espectadores: "Dos nuevos entremeses, 'nunca representados'" y "Unamuno: venceréis pero no convenceréis".

Todas estas obras, señala La Abadía, incitan al espectador activo a "cuestionar el presente y la historia", con el noble uso de "la poesía y el humor", un rol que juegan en este "circo dulce y amargo" la política, los medios de comunicación y todos los ciudadanos de a pie.