Se eleva la tensión entre hosteleros y el Gobierno municipal tras las intenciones del consistorio de impedir que los establecimientos de hostelería y los colectivos que se instalen durante las fiestas de la Cruces de Mayo puedan tener sus propios equipos de música y escenarios para actuaciones.
Tras la Junta de Gobierno de esta mañana los ediles socialistas, Juan Pedro Torralba y Manuel Mora, han dejado claro que será el propio ayuntamiento el que colocará la megafonía y los escenarios para desarrollar las diferentes actuaciones. Los ediles han recordado que la fiesta la organiza el ayuntamiento y tiene la potestad de controlar la música y los horarios. 
El concejal de Seguridad, Manuel Mora, ha indicado que la policía sancionará a aquellos locales que saquen sus equipos de música a la calle. "Tenemos que apoyar la fiesta pero siempre desde la seguridad jurídica y desde la seguridad ciudadana y eso nos lleva a controlar el foco y los niveles de emisión de ruidos", ha señalado Mora.
El concejal de Festejos, Juan Pedro Torralba, ha incidido en las molestias que tanto el ruido como la suciedad provocan entre los vecinos y ha recordado que son los establecimientos los que están obligados a tener abiertos los servicios y a instalar aseos químicos en la zona. Aúa así, Torralba ha dicho que la próxima semana tendrán una reunión con todas las partes para plantear la propuesta municipal o para llegar a un acuerdo respecto al tema de los aseos.
Desde el ayuntamiento recuerdan que los responsables de realizar la actividad económica son los que están obligados a ofrecer los diferentes servicios.
El sector hostelero, por su lado, asegura que Las Cruces de Mayo "peligran" a falta de una semana para su inicio.
Desde Hostecar han explicado que no tienen todavía conocimiento sobre los criterios del ayuntamiento ni existe ninguna convocatoria como otros años.
El gremio asegura que la suspensión podría ocasionar "graves perdidas" para el sector en una fiesta que genera un impacto económico en la ciudad de medio millón de euros.
La asociación lamenta que una fiesta consolidada y que posiciona a Cartagena como una "ciudad viva", pueda desaparecer o perder dinamismo ocasionando perjuicio al empleo, los establecimientos, las contrataciones y proveedores, entre otros.