La austeridad que conmueve: el Sábado Santo marrajo, una procesión que habla al alma en Cartagena

Una cita en la que se vive la transición de la tristeza desoladora a la esperanza de la Resurrección

Maite Fernández

Murcia - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

La inestabilidad del tiempo en esta Semana Santa en Cartagena señalaba al sábado como el día más conflictivo, pero preparan todo con la ilusión de salir a la calle y parece que el cielo estará de su parte. La previsión ha ido cambiado.

El Sábado Santo caerá sobre Cartagena como un susurro de recogimiento. No hay multitudes eufóricas. Solo el eco de los pasos, el temblor de la cera al arder, y la cruz. La Cofradía Marraja, con su cortejo más sobrio y espiritual, toma las calles en una procesión que no necesita alardes para estremecer.

Esta es una procesión que habla desde el alma, desde lo más profundo de la fe”, declara José Luis Sáez, secretario general de la Cofradía Marraja. Lo que hay es silencio, vela, cruz... y esperanza.

 Una transición entre el luto y la luz  

La procesión del Sábado Santo representa un momento litúrgico único: la espera entre la muerte de Cristo y su Resurrección. “Es la noche más austera, pero también la más íntima”, explica Sáez. “Representa el luto profundo, pero también la promesa de algo más. Esa tensión entre la cruz y la vida eterna. Por eso esta procesión conmueve de una forma distinta”.

El cortejo está encabezado por la Vera Cruz, símbolo absoluto del sacrificio de Cristo. “La cruz es el corazón del cristianismo, su identidad. Representa amor, entrega, redención”, dice el responsable Marrajo. 

Acompañan también la imagen de la Soledad de los Pobres, las santas mujeres, San Juan y el trono del Santo Amor. Todo ello en un cortejo corto, sobrio, pero cargado de simbolismo y emoción. Es la más joven de las procesiones marrajas —incorporada tras los cambios litúrgicos del siglo XX—, pero también una de las más personales.

Ayuntamiento de Cartagena

Imagen de la procesión marraja de la Veracruz

Aquí desfilan muchos niños, muchos hermanos jóvenes. Es la mejor forma de enseñarles lo que significa una cofradía: respeto, fe, trabajo en silencio y en comunidad”, asegura José Luis. “No hay Semana Santa sin patrimonio humano. Sin ellos, nada de esto tendría sentido”.

Desde la cofradía hacen también un llamamiento al respeto. “Sabemos que salimos a una ciudad viva, con terrazas y actividad, pero pedimos a los cartageneros que acompañen esta noche con la actitud que merece”, pide. “No es una fiesta. Es una celebración de fe. Y el respeto engrandece la procesión tanto como los cirios o los tronos”.

Este Sábado Santo, Cartagena volverá a respirar hondo entre la oscuridad. Esperando la luz, recogida en la fe, abrazada a la cruz.